Luego de la cena navideña o de fin de año siempre es factible que sobre un poco de comida y que esta se convierta en un manjar para el día siguiente.
Esto suele dar paso al famoso recalentado o al tradicional ‘recicle’, con una pizca de creatividad culinaria y sentido común. Nadie quiere cocinar después de una Nochebuena de rumba y cena, así que esa es una tradición que tiene su ‘toque’.
La comida que queda después de una celebración familiar debe refrigerarse. No debe pasar más de dos horas a una temperatura ambiente o más de una hora a más de 32 grados celsius.
Igual pasa con las ensaladas y frutas, que deben refrigerarse lo más pronto posible. Una comida que ya está caliente se puede mantener así manteniéndola en una olla a temperatura mínima de 60 grados.
Portales especializados coinciden en que, si se han guardado las sobras de una comida en el refrigerador deben ser consumidas en un lapso máximo de dos días. Después de este tiempo aumenta el riesgo de una intoxicación alimentaria. Si la cantidad es mucha lo mejor es congelar de inmediato para que dure más.
Cuando vaya a consumir lo que ha guardado en la nevera, es mejor recalentar en estufa, horno o en microondas hasta que estos alimentos alcancen una temperatura interna de 74 °C (o 165 ° F).
Otra opción creativa con las carnes frías, pollo o pavo que quedan después de la cena navideña podría contar tan solo con un pan u otros ingredientes convencionales. Crear un aperitivo con estos es muy sencillo.
Por ejemplo, puede cortar esos alimentos en pedazos y hacer sándwiches, una propuesta fácil y deliciosa.
Así mismo, se puede es tomar lo que sobró y calentarlo con plátano maduro en cuadritos, carne desmechada o en trozos y mezclar todo con arroz y dar paso a un espectacular recalentado.
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