Cuando Alexandra Espinosa era adolescente prendió la TV y por casualidad observó a un artista con varios tatuajes. “Yo quiero uno. Yo quiero tatuar”, se dijo para sí misma.
Cumplió los 28 años y cuando parecía que quedaría atrapada en un ‘call center’ dio el gran salto; retomó su sueño. Lo hizo con mucho miedo porque dejaba atrás el ingreso económico fijo con el que mantenía a sus dos hijos. En ese entonces, el más pequeño tenía nueve meses. “No podía solo intentarlo; tenía que funcionar”.
Condicionada, tomó varios cursos para perfeccionar su talento. Nueve años después se convirtió en una de las artistas más destacadas de Quito y de Ecuador. Ha tatuado a decenas de ecuatorianos. También ha plasmado su arte en la piel de extranjeros; su sueño -afirma- es trascender. Quiere impregnar su trabajo con tinta indeleble en la piel de gente de otros países. De Madrid, España, la llaman a gritos. También la han invitado a EE.UU.
Así se abrió camino en un espacio dominado por hombres
Fue sencillo. Cuando ella decidió entregarse en cuerpo y alma a ese arte, las puertas se le abrieron. “Tuve suerte”, reconoce y da gracias a Dios. Cree en ese ser supremo y en las energías de las personas.
Aprendió de los mejores. Uno de ellos le dio la oportunidad de tatuar; empezó con “cosas” pequeñas, que ellos muchas veces no querían hacer.
Con bastante dedicación se ganó la confianza de sus clientes; en ese entonces el ‘boca a boca’ fue su mejor herramienta de marketing. Actualmente, también se apoya en las redes.
Cuando Alexa (nombre artístico) exhibe sus trabajos en Instagram sus seguidores se maravillan y en breve su agenda empieza a coparse.
Esta madre de dos hijos -la mayor tiene 19 años y estudia diseño de modas- destina un día para trabajar hasta dos tatuajes. Le gusta concentrarse al 100% y tomarse el tiempo necesario, independientemente del tamaño del dibujo. Todos son importantes.
Alexa es conocida en su mundo del ‘tattoo’ por su arte, pero también porque es rápida y tiene la mano “suave”.
Ha trabajado hasta por 11 horas consecutivas en un solo encargo. Jamás se aturde. Dice que su tatuar la relaja y libera del estrés diario.
¿Su estilo?
Alexa siempre se sintió atraída por el dibujo; creaba desde muy pequeña, y así fue como empezó en el mundo del tatuaje: reproduciendo arte.
Con el paso del tiempo aprendió varios estilos. Ahora plasma, sobre todo, figuras lineales e ilustrativas. Antes hacía mucho ‘lettering’. “Los artistas vamos evolucionado. El mundo del tatuaje no es estático”.
Por eso, se da tiempo para estudiar. A veces -menciona- es necesario regresar al origen. Con eso se refiere a volver a dibujar “bolitas y palitos”.
Actualizarse y desempolvar conocimientos le permite crear propuestas interesantes, otro plus de esta ‘Girl Boss’. También, ejecutar proyectos para ayudar a la gente. Ahora mismo piensa en cómo hacer realidad una campaña para tatuar a mujeres víctimas de cáncer o de maltrato.
A su estudio han llegado chicas con heridas causadas por novios y esposos que se han tatuado para ‘reiniciar’ su vida. Sobre una cicatriz, por ejemplo, han colocado flores. “Se van felices”, afirma Alexa, quien quiere que esa ‘sanación’ se multiplique. “Primero es un dar gracias porque a mí no me ha pasado, y luego, para apoyar a mujeres. Quiero retribuir lo que el tatuaje me ha dado; el tatuaje sana”.
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