26 emprendedores elaboran productos, en la temporada de florecimiento de los guayacanes. Foto: Lineida Castillo/ EL COMERCIO.
Hace cinco años empezaron y desde el 2018 tienen vida jurídica. Los 26 emprendedores de la Asociación Manuel Castro, de Zapotillo, aprovechan el bosque seco de guayacanes para elaborar sus artesanías.
El cantón lojano tiene 40 000 hectáreas de guayacanes y la mayor reserva está en las parroquias de Mangahurco, Cazaderos y Bolaspamba. Por lo general, el florecimiento ocurre entre diciembre y enero y dura una semana. En ese tiempo, a este territorio llegan cientos de turistas. Para aprovechar ese potencial surgieron estos emprendedores.
Amparo Requena y Diego Jiménez se dedican al dibujo, a la pintura y a elaborar árboles floridos de guayacanes a escala. Lo hacen en cerámica. Además, pintan paisajes típicos, elaboran prendas de vestir y accesorios como los sombreros de paja toquilla.
Otros, en cambio, se dedican a la gastronomía. Ellos ofrecen -en ferias y eventos especiales- platos típicos como el chivo al hueco y caldo de gallina criolla, postres elaborados con la leche de cabra como natilla, etc.
La Biotienda Randi atiende todos los días. Foto: Lineida Castillo/ EL COMERCIO.
En bebidas: cerveza artesanal y refrescos como chicha de maíz. Esa oferta fue exhibida y comercializada entre el 6 y el 9 de junio del 2019 en la Feria Agropecuaria Zapotillo 2019, en la quebrada de Querecotillo.
Allí, ubicaron un estand para mostrar sus artesanías de madera, paja de arroz, pucón de maíz. La mayoría de la materia prima es recolectada –de forma sostenible y responsable- en el bosque seco de Zapotillo, explicó Jorge Feijoo Valarezo, presidente de la Mancomunidad Bosque Seco.
Por ejemplo, Tania Reascos, pinta y hace esculturas de cabras, aves, ardillas y otros animales. Cristian Martínez fabrica llaveros con los residuos de guayacán. Rosario Díaz elabora adornos y accesorios en panga de maíz. Cada artesano aprendió el arte por su cuenta. También, fortalecieron sus conocimientos en talleres convocados por el Municipio o en intercambio de experiencias en ciudades peruanas de Piura y Suyana. Eso ayuda para hacerse conocer y abrir mercados, dijo Martínez.
Además, agregó Diego Jiménez, para mejorar la calidad de las obras, ser competitivos y crear una marca.
Estos artesanos aprovechan los desperdicios que encuentran en los bosques de los guayacanes. Foto: Lineida Castillo/ EL COMERCIO.
Estos emprendedores son conocidos en la provincia y en el norte de Perú, por eso delegaciones han participado en ferias culturales-artesanales de Zapotillo Celica, Loja, Pindal y Macará.
“Nos ganamos la vida vendiendo algo que nos gusta hacer y descubrimos la oportunidad de un negocio con ingresos seguros”, comentó Requena.
La Asociación Manuel Castro cuenta con dos espacios de venta permanente de sus productos en Zapotillo. El primero está en el Castillo Mirador y el otro es en la Biotienda Randi, que es una casona ubicada junto al malecón del río.Este último lugar se inauguró hace menos de un mes.
Los socios coincidieron que la principal temporada de ventas es durante el espectáculo del florecimiento de los guayacanes. Por ello, aumentan su trabajo desde agosto para abastecerse de productos para más de 20 000 turistas que visitan este territorio.
En esa época lo que más demandan los visitantes son los árboles de guayacán a escala y paisajes de la zona.