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¿Qué hace una geisha con el tiempo libre?

Mayu trabajó en un hotel cuando decidió convertirse en geisha hace 20 años, pero tuvo que pelear por la aprobación de los padres. Foto: Reuters

Mayu trabajó en un hotel cuando decidió convertirse en geisha hace 20 años, pero tuvo que pelear por la aprobación de los padres. Foto: Reuters

Las geishas mantienen vigencia su importancia en Tokio como guardianas de la cultura. Foto: Reuters

Koiku vive en un apartamento de Tokio, le encanta leer cómics manga y jugar con sus gatos Scottish Fold. Pero cuando se acerca la noche, se pinta la cara con maquillaje blanco, se viste con un kimono de seda en capas y va a trabajar... como geisha.

Durante mucho tiempo estudiante de ballet clásico, su pasión por el kimono la llevó a una tienda frecuentada por geishas y finalmente la hizo volverse aprendiz a los 28 años como una de las elegantes artistas femeninas famosas por su ingenio, belleza y destreza en el baile y la música tradicionales. Formalmente debutó un año después.

"Pensé que era un mundo al que no podías entrar a menos que comenzaras a entrenar en tu adolescencia", dijo la delgada Koiku, ahora de 39 años y vestida con un kimono de seda verde.

"Por supuesto que la danza tradicional japonesa es completamente diferente del ballet y para mí fue muy difícil de seguir al principio. Sigue siendo difícil ahora", agregó.

Mayu trabajó en un hotel cuando decidió convertirse en geisha hace 20 años, pero tuvo que pelear por la aprobación de los padres. Foto: Reuters

Un icónico símbolo japonés, las geishas están desapareciendo, ya que los rigores del entrenamiento y las reglas tradicionales ahuyentan a las mujeres.

Pero mientras Koiku y sus "hermanas" del distrito Akasaka de Tokio dicen que aunque su vida -que incluye horas de práctica de baile y música- es más exigente de lo esperado, no la cambiarían por nada.

Mayu trabajó en un hotel cuando decidió convertirse en geisha hace 20 años, pero tuvo que pelear por la aprobación de los padres.

"Mi padre realmente no entendía a las geishas, pensaba que era como el comercio sexual. Se opuso tan violentamente que pensé que destrozaría a la familia", contó. "Después de seis años, simplemente me rendí y me fui", agregó.

"Cuando vio nuestra primera actuación, y cuán duro trabajamos, vino detrás del escenario y se arrodilló e hizo una reverencia... ahora es un gran admirador", dijo.

El coronavirus y la cuarentena leve de Japón redujeron los compromisos y obligaron a las mujeres a quedarse en casa. Mayu clasificó sus fotografías y kimonos, mientras Koiku, una ávida lectora, abordó libros que antes no había podido leer por falta de tiempo, incluyendo el trabajo del legendario artista de manga Osamu Tezuka.

Si bien las fiestas y la práctica de baile se han reanudado lentamente, ambas dijeron que disfrutan sus actividades y desean recuperar la vida normal pronto.