Pertenecientes a dos épocas distintas, fueron músicos que revolucionaron la música de su época. Mientras que el legado musical de Beethoven abarca desde el período clásico hasta el romanticismo, el dinamismo de Stravinsky lo posicionó como uno de los compositores y directores más trascendentes del siglo XX.
Sus partituras serán interpretadas por la Orquesta Sinfónica Nacional del Ecuador (Osne), bajo la dirección de Peter Bay, director de la Sinfónica de Austin-Texas, y la participación del pianista ecuatoriano Washington García. El concierto es hoy, en la Casa de la Música, a las 20:00. Tiene un costo de USD10.
Para este concierto, la Osne ha seleccionado dos piezas maestras de la literatura musical universal. En la primera parte del concierto, el pianista García interpretará el ‘Concierto para piano No. 5’ de Beethoven, conocido como ‘Emperador’, uno de los más originales y considerado de gran dificultad en su interpretación. La orquesta será conducida por el maestro Peter Bay, quien, en la segunda parte de la presentación, dirigirá la partitura ´Petrushka’, del compositor ruso Igor Stravinsky.
El director Peter Bay es director de la Orquesta Sinfónica de Austin y de la Orquesta Festival de Britt en Jacksonville, Oregon. En su carrera musical ha dirigido orquestas en Chicago, Houston, Dallas, Baltimore, Nueva México, Carolina del Norte, Colorado, Hawaii, y también orquestas de Alemania, Austria, Lituania y Portugal.
Asimismo, el concertista Washington García, radicado en los EE.UU. desde hace más de 14 años, se ha destacado como un sobresaliente pianista ecuatoriano. Es doctor en Artes Musicales por el Instituto Peabody de la Universidad Johns Hopkins de Texas.
Para Bay, quien por primera vez visita el Ecuador, los repasos que se han venido realizando con la Osne han demostrado un buen nivel por parte de la orquesta. “Las piezas de Beethoven son muy conocidas por las orquestas, pero ‘Petrushka’ es extraordinariamente difícil de tocar”, dice el director estadounidense refiriéndose a las partituras a entonarse. Para él, la dificultad de la música de Stravinsky radica en lo inusual de los ritmos y variada combinación de instrumentos.
El ballet de Stravinsky narra la historia de un muñeco hecho de paja llamado ‘Petrushka’. Éste, gracias a los mágicos sonidos de la flauta de un charlatán, vuelve a la vida junto con sus amigos, una muñeca bailarina y un moro. Ellos desarrollan emociones humanas y comienzan a bailar en medio de la algarabía del carnaval en San Petesburgo. Pero al final del ballet, no se sabe si realmente fueron unos simples muñecos o si fueron personas.
Este caminar de la pieza entre el mundo de lo imaginario y el mundo real es lo que más agrada al director Bay. “Es como tener un pie en la realidad y otro en la magia”, afirma. Así, el trajinar entre dos mundos distintos es lo que va a dar vida a la presentación de esta noche. El público va a tener la oportunidad de recorrer la música del siglo XIX en las partituras de Beethoven, y luego vivir la magia de las canciones del siglo XX con Stravinsky. Un contraste lleno de armonía.