Santiago Páez: ‘Somos mitos que nos miramos ante el espejo’

Santiago Páez, escritor. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
Santiago Páez es uno de los principales escritores de ciencia ficción (CF) del país, aunque ha transitado también por la novela histórica y la literatura infantil. El año pasado publicó una novela de zombies (Murmurantes) y acaba de salir otra sobre boxeadores, ‘En clinch, demasiado cerca’.
Muchos hablan de la pandemia como una ficción apocalíptica propia del cine o la literatura.
El día en que se decretó el estado de alarma, yo tenía que hacer la presentación de mi penúltima novela, que es de zombies y en la que hay un contagio que acaba con la humanidad y empieza a convertirse en zombies. Esa idea del apocalipsis por un contagio la hemos tenido muchos escritores de CF. Ahora tener confianza en que esta pandemia nos haga más sabios o santos, no creo que se dé. No pasó después de la Primera Guerra Mundial, en que hubo millones de muertos, y la pandemia del año 18, en la que hubo más muertos, los humanos ya debiéramos ser ángeles y no debió haber la Segunda Guerra Mundial.
En algo nos habrá cambiado.
No va a cambiarnos en nada, pero nos ha hecho evolucionar en lo científico. Espero que la tecnología nueva nos permita curar otras enfermedades. El balance, a la larga, es mínimamente positivo.
En teoría somos sociedades con mayor conocimiento, pero seguimos recurriendo a los mitos…
Si quisiera comprender mi pasado, me remito a la ciencia, a algún tipo de psicoanálisis. Sin embargo, los seres humanos, más que recurrir a la ciencia, mitificamos sobre nosotros y nuestro pasado. El pasado de todos nosotros es nuestro mito personal y lo hemos construido con recuerdos sesgados, interesados incluso, y olvidos que nos permiten existir porque hay cosas que debemos olvidar. Con eso construimos lo que somos. Es un mito. Nuestro pasado y nosotros mismos somos mitos que nos contemplamos frente al espejo todos los días.
Y ante eso, ¿cómo funciona en usted la ciencia ficción?
El momento en que me propuse escribir, luego de muchos años de haber abandonado la idea de ser escritor, busqué visiones de mi país desde un género literario y un recurso de pensamiento que no eran comunes aquí y que me permitieran comprenderlo de una manera diferente. Era como salir a un costado y volver a ver el país.
Con universos paralelos en la calle Ipiales, por ejemplo…
Quería comprender el centro de la ciudad de Quito, que fue tan importante en mi niñez. Cuando iba de niño al centro con mi abuela, sentía que los zaguanes eran mágicos porque se veía al fondo una puerta y, tras ésta, un patio iluminado, construcciones tan antiguas, gentes, voces. Sentía que al atravesar ese zaguán iba a encontrar un mundo distinto. Eso encontró consistencia en la CF.
¿Y eso explica también sus estudios de antropología?
Claro, era mi recurso científico. Y esa posibilidad es la que me dio la estructura de pensamiento con la que fui hilvanando las ideas. La metáfora, que es un recurso del lenguaje poético, en la ciencia humana se usa como recursos para la comprensión de las realidades. Ursula K. Le Guin tiene una matriz antropológica; Ray Bradbury, una filosófica. Los científicos que hacían CF como Isaac Asimov, tal vez son los menos maravillosos en el trabajo de crear. Con todo el poder que tiene Asimov como creador, no llega al nivel de Bradbury.
Pero ahora se dedicó a escribir sobre zombies.
Los zombies siempre me parecieron seres en mutación y mestizos. A ver, empecemos por eso: la pureza es fascista. Todos somos mestizos, seres en permanente mutación. Y los zombis son tal vez el ejemplo más extremo de ese mestizaje porque son unos mestizos de vida y muerte. Son seres que están muriendo y renaciendo a algo nuevo. Desde ahí pensé en unos zombies que fueran la semilla de la humanidad que va a venir. Mis zombies no son el final de la humanidad, sino el principio de una humanidad que va a generarse en un nivel superior.
¿El renacimiento de un país a partir de los zombies?
A los adolescentes les gusta mucho los zombies porque ellos mismos están mutando. La mejor forma de mutar es reconocer que somos seres mutante, que somos zombies, y montarnos en ese cambio, en ese desprender de las carnes de lo que fuimos para llegar a ser distintos y tal vez mejores. Vista así, la novela de zombies es una novela optimista.
Pero usted dijo que no salimos mejores de estas crisis.
Porque queríamos mejorar siendo una especie de ángeles. Lo que los zombies nos dicen es ‘considérate un ser en degradación y de ahí mejora’. Yo veía las noticias de España, todos metidos en sus casas, salían a los balcones e insultaban a los que se encontraban en las calles porque estaban llevando de mejor manera esta tragedia. Si te crees un ángel y te crees superior, no vas a mejorar. Hemos evolucionado, sin duda; ahora somos mejores que en la Edad Media. Pero la evolución -que es tortuosa, llena de descaminos y desviaciones- se da solo si es que nos montamos en lo que realmente somos. Y lo repito: somos zombies, seres mutantes seres dolorosos, y a partir de esa conciencia, podemos dar ese pequeño pasito que se espera de nosotros.
¿Y por qué eso que los zombies son mestizos con toda la connotación del mestizaje?
Nuestra conciencia del mestizaje, que ha sido problemática y difícil, ha hecho que consideremos como el único mestizaje posible el de las razas y culturas porque es el que más gravita sobre nosotros. Pero el mestizaje es mucho más. Es una herramienta para comprender el mundo, como la metáfora. Puedes ver que la pureza es fascista, puedes ver que la pureza es homogeneidad y esta es también pobreza. Somos productos de múltiples mestizajes, no solo racial, y que no hemos visto y que son los que nos constituyen. Ademas, reproducen géneros. La novela es un género mestizo.
Trayectoria
Es un escritor de Ciencia Ficción, Recibió el premio Joaquín Gallegos Lara por ‘Profundo en la Galaxia’ . Es antropólogo y también fue profesor de Literatura en la PUCE. Acaba de publicar la novela ‘En clinch, demasiado cerca’, que trata sobre boxeadores.