Sandra Araya, escritora quiteña e hija de migrantes chilenos, aborda en su última novela ‘Los enterramientos’ temas profundos como la muerte, los rituales indígenas y el sentido de pertenencia.
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La novela, editada por el sello ecuatoriano Severo y ganadora del premio Miguel Donoso Pareja 2023, explora el hallazgo de tumbas indígenas en una hacienda y cómo este descubrimiento desata reflexiones sobre los enterramientos frente a las normas funerarias occidentales. Araya conecta estas historias con preguntas universales sobre la vida, la memoria y lo que queda tras la muerte, mientras revela una crítica al ocultamiento de lo indígena y al desarraigo inherente en la experiencia migrante.
Migración en ‘Los enterramientos’
La migración no solo es un contexto, sino un eje en ‘Los enterramientos’. Araya, hija de migrantes, reflexiona sobre el impacto emocional de pertenecer a dos mundos y a ninguno a la vez:
“Los hijos de migrantes que nacen en otro país, siempre que no es el de sus padres, se ven abocados a una especie de destierro interno”. “Queremos regresar a una tierra prometida que en realidad nunca conocimos y que, en muchos casos, puede presentarse como una decepción”, señala la autora.
Araya destaca que la migración trasciende las fronteras físicas y se convierte en una búsqueda de pertenencia en espacios como el hogar y la familia: “La pertenencia ya no se vuelve solamente una cuestión de naciones, de países, o fronteras”, “la pertenencia, y es lo que he tratado también de mostrar en lo que escribo, tiene más que ver con ciertos espacios, como la casa”.
La muerte como rito y memoria
Otro pilar de la novela es la muerte, tratada no como un fin, sino como un proceso de convivencia con la memoria de los que ya no están. Inspirada en lecturas como la de la antropóloga belga Virginie Despret, Araya comenta:
“Cómo convivir no con fantasmas, sino con los muertos queridos”, “no olvidarlos, hacerlos parte de la vida cotidiana”.
La pandemia también influyó en esta reflexión, especialmente en lo relacionado con las despedidas y los rituales: “Me conmovió muchísimo la pandemia, cuando veíamos por televisión la gente alrededor del mundo que no podía despedirse de sus muertos”. “Tener la oportunidad de despedir a quién se va que es algo importante”, “no insisto para darle un cierre, ni para olvidarlo, ni para dar vuelta a la página, sino precisamente como un rito de paso”.
Ritos funerarios: entre lo cotidiano y lo simbólico
En ‘Los enterramientos’, Araya explora cómo los ritos funerarios conectan a los vivos con los muertos. La autora ve a la muerte como cotidiana, higienizada, apartada de nuestras vidas. Es por lo que, en la obra hay un rescate de la relación humana cercana con los muertos, con mayor peso simbólico.
Introspección y complejidad psicológica
Los personajes de la novela reflejan la habilidad de Araya para captar la riqueza psicológica de las emociones humanas. En este libro, la autora experimenta con la primera persona y profundiza en la individualidad de sus voces:
“La particularísima forma en que cada personaje percibe una situación, un objeto, un elemento”.
“A mí siempre me ha interesado mucho la introspección de los personajes más que la descripción, es puntillosa acerca de cómo se ven, de cómo se visten”.
Familia y crítica a los paradigmas tradicionales
Araya también cuestiona las construcciones tradicionales de la familia. La relación entre Emma y Canaima, dos de los personajes principales, es un ejemplo de esto:
“Todas las familias, en cierta manera, son disfuncionales y, a la vez, funcionales dentro de su dinámica propia”. “Poner en jaque estos estos términos como ‘familia tradicional’ para mí siempre ha sido muy importante”.
Influencias literarias y descensos a los infiernos
La novela dialoga con figuras como Juan Carlos Onetti, Juan Rulfo y María Luisa Bombal. Según Araya, ‘Los enterramientos’ retoma el tema del descenso a los infiernos:
“A mí me interesó desde muy joven los descensos clásicos al infierno y creo que la literatura Latinoamérica hay mucho de eso”. “El mundo de los muertos no es algo que está completamente aislado del mundo de los vivos”.
Una autora sin miedo a la evolución
Desde su primera novela, Araya reconoce una transformación en su estilo de escritura:
“Me he soltado un poco. Antes, sí tenía más problemas de envaramiento; me sentía, a veces, incómoda pensando en cómo iba a ser recibido lo que estaba escribiendo. Ahora, cuando estaba escribiendo, me solté”.