Narigueras de oro. Agujas y anzuelos de bronce y aleaciones. Hachas y objetos de plata. Todos ellos son parte de las 200 piezas que constituyen la muestra ‘Resplandor Aborigen’, que pertenece a la reserva arqueológica que se conserva en el MAAC.
La muestra está dividida en partes. Una de ellas está enfocada al estudio de la metalurgia y su importancia para las culturas precolombinas de la Costa, como la Manteño-Huancavilca, la Milagro-Quevedo, Tolita, Bahía…
La exposición está instalada en uno de los salones del Centro Cultural Simón Bolívar. La investigación estuvo a cargo de Carolina Jervis, junto con la arqueóloga Maritza Freire.
“En nuestra entidad guardamos las dos reservas grandes de arqueología y arte contemporáneo. Tenemos más de 50 000 piezas. La idea de la exhibición de estos objetos es que la gente los conozca”, explicó Jorge Saade, director Regional Cultural.
Trabajos en oro, plata, platino y cobre se presentan para resaltar la importancia simbólica, social y religiosa que tuvo el metal dentro de las culturas precolombinas. La investigación tomó dos años y busca fundamentar la tecnología que poseían estas sociedades para trabajar estos materiales.
Es así que en la muestra, yunques sobre los que trabajaron orfebres antiguos comparten el escenario con los moldes que se emplearon para forjar las herramientas utilizadas para labrar la tierra o pescar. “Estos moldes son hechos con aleaciones de cobre y otros de cerámica. Se pueden ver cuchillos, cinceles, hachas, azadones”, explica Jervis.
Una parte especial de la muestra la ocupa una réplica de la máscara de oro que usa el Banco Central como su icono. La mayor parte de las piezas fue adquirida por esa entidad.
Para las culturas precolombinas, el uso de joyería era una parte importante de su cultura. Brazaletes, narigueras, aretes eran de uso común, siempre empleando el oro en combinación de piedras semipreciosas. Ya en esa época sus orfebres trabajaban en la técnica de la filigrana.
Por ejemplo, dice Jervis, se conoce que emplearon la técnica del repujado. “Esta consiste en ir moldeando, diseñando la joya, dando pequeños golpes. También usaron el enchape en oro. Muchas piezas son hechas en bronce y se aprecian en algunos casos hasta seis capas de oro”.
De este tipo de trabajos se pueden observar narigueras ovaladas y cóncavas, aretes y brazaletes principalmente, lo que da una idea del nivel de conocimiento del trabajo en metalurgia. “Su nivel de técnica está demostrado en que se ven artículos que para ser forjados requerían un conocimiento de aleaciones y requerían mucha experimentación y práctica”, señala Jervis. Con esto, la investigadora se refiere a piezas como pequeñas pinzas requeridas para que los metales adquieran mayor maleabilidad.
Pero este tipo de joyería no solo servía como adorno corporal. Según los especialistas, estas piezas también se las empleaban en ceremonias especiales, en su mayoría de carácter religioso.
La metalurgia y sus trabajos
La muestra incluye hachas de hasta 30 libras de peso. Estas eran empleadas como símbolo de poder. Hay algunas que servían como herramientas y otras, más pequeñas, que eran usadas por estas culturas como moneda comercial.
Las piezas, algunas de 2 000 años de antigüedad, son un reflejo del enorme conocimiento que tuvieron los pueblos precolombinos del metal. Estas emplearon aleaciones para poder fabricar herramientas más resistentes.