Los poetas Roy Sigüenza y Ernesto Carrión firman una carta pública donde piden una aclaración a la Ministra de Cultura, Érika Sylva, por la renuncia obligada, a la que se vieron sujetos, de sus respectivos puestos como activistas culturales en El Oro y Guayas.
Entonces nuestra pregunta a la Ministra fue simple: ¿cuál es el motivo de la separación de los dos poetas? Y la respuesta de Sylva: “Hemos hecho una evaluación y sobre esa base se ha tomado una decisión. Eso es lo único que le puedo decir”.- “Pero…”, intentamos repreguntar. “Eso es lo único que le puedo decir”, dijo otra vez la funcionaria pública.
Sin embargo, la instancia de Talento humano del Ministerio calificó de satisfactorio el desempeño de Sigüenza para el año 2011, como el poeta escribe en una carta dirigida a Sylva. Y Carrión, quien ha trabajado cinco años para esta cartera de Estado, da cuenta de varios proyectos impulsados por él, entre ellos: el libro ‘Identidades a plazo’, la antología ‘Manglar de voces’ (que el Ministerio distribuyó gratuitamente en la Feria del Libro del 2010); la coordinación del Festival de Poesía para la Feria del Libro de Guayaquil del 2010, donde estuvieron grandes nombres como Leopoldo Panero o Eduardo Espina (algo que según señala Carrión le valió las felicitaciones de la misma Ministra).
“Es lo único que le puedo decir. Están evaluados sobre varios parámetros y esa es la decisión, tomada no arbitrariamente, ni discrecionalmente”.
Además de su reconocida trayectoria literaria y de gestión cultural, con los proyectos, su calificación y la labor constante, aún pende la duda sobre la salida de los poetas. “Yo no voy a pronunciarme sobre ese aspecto, es una decisión sobre la base de una evaluación rigurosa”, otra vez Sylva, quien completa: “está en el marco de la política de las renuncias obligatorias, de desvinculación laboral y se ha tomado no sobre la base del criterio personal de nadie, sino sobre la base de una evaluación de las autoridades que conocen el trabajo de cada uno de ellos”.
Sin embargo -cuentan- hay otros funcionarios públicos de otras carteras del Estado, también escritores, que se han solidarizado con ellos, pues no comprenden que un Ministerio de Cultura prescinda de artistas y escritores en sus filas.