El director de teatro Peter Brook, una leyenda de los escenarios del siglo XX y XXI, falleció el sábado a los 97 años, según avanzó este domingo 3 de julio el diario Le Monde.
Nacido en Londres en 1925, hijo de emigrantes judíos procedentes de Letonia, Brook se instaló en 1974 en París donde vivió la mayor parte de su vida y donde recuperó un antiguo teatro para convertirlo en uno de los escenarios más punteros de la capital francesa, el Teatro Bouffes du Nord.
Allí pudo poner en práctica la síntesis de sus investigaciones escénicas, en obras como ‘Una flauta encantada’, basada en la creación de Mozart.
Brook era conocido como ‘Lenfant terrible’ del teatro, capaz de aliar las últimas innovaciones y lo institucional con el teatro comercial.
Aprendió de los mejores, especialmente a su paso por Nueva York, donde llevó a los escenarios ‘La gata sobre el tejado de zinc’, de Tennessee Williams, pero también creaciones de Arthur Miller o Jean Genet.
Fue sobre todo su creación y dirección de ‘Titus Andronicus’ en la Royal Shakespeare Company la que marcó un antes y un después en su carrera y en las propias artes escénicas donde impuso una nueva visión de la obra del autor inglés más reconocido.
Dejó los teatros tradicionales
En 1970, Brook dio un giro a su concepción del teatro abandonando los escenarios tradicionales de Londres y creando el Centro Internacional de Investigación Teatral con actores llegados de medio mundo, con quienes actuó en América, Oriente Medio, África y, sobre todo, actuando en lugares periféricos y barrios de chabolas en busca de una conexión nueva entre el público y la interpretación.
Aquellas reflexiones se encuentran en el origen del Bouffes du Nord, una sala que descubrió por casualidad cuando se encontraba en ruinas y en la que, manteniendo aquel espíritu decadente, puso en marcha un teatro que profundizara en “una experiencia humana más concentrada”, lo que en su opinión era el teatro.
“Brook marcó a generaciones de artistas. Lo descubrí cuando tenía 16 años y llegué a París y descubrí en él otra forma de hacer teatro. Su teoría del espacio vacío me acompaña cada día, así como el lugar del actor, su forma de dirigirlo”, señaló a EFE el director Daniel San Pedro, que dirigió recientemente “Andando Lorca 1936” en el Bouffes du Nord.
Para San Pedro, biling e por sus raíces españolas, Brook aportó una modernidad y una apertura al teatro al mezclar lenguas y artistas de distintos países sin que esto supusiera un problema.
“Su adaptación de La Tempestad fue un impacto, así como su Carmen con cantantes de ópera. La Bouffes du Nord, donde he podido dirigir en varias ocasiones, es un lugar con un alma mágica, como era él, donde todos los artistas sueñan con actuar”, añadió.