No llegó a obtener el epíteto de “genio” como Beethoven y Mozart. Más bien prefirió mantenerse en el más estricto clasicismo y perfeccionar la música de su tiempo. Es así que sería conocido como “el maestro de Leipzig”, llegando a ser un genio que impuso la polifonía sobre la monodia. Él fue Johannes Sebastian Bach, el compositor del barroco cuya obra circula hoy junto a Diario EL COMERCIO como parte de la colección Grandes Compositores de la Música Clásica.
Enigmático como persona, sagaz como músico y compositor, Bach ( Eisenach, Turingia, 21 de marzo de 1685 – Leipzig, 28 de julio de 1750) se caracterizó por ser indiferente a los vítores y los aplausos de sus contemporáneos. Su herencia musical, que él mismo se negó a preservar del olvido, quedó desparramada a los cuatro vientos. Para colmo, su obra fue recuperada en el siglo XIX, cuando sus partituras llevaban alrededor de medio siglo de inexistencia.
Sin embargo, la historia se ha encargado de su gloria. Músicos como Heitor Villa-Lobos, con sus nueve “bachianas”, se han apropiado de su obra.