No hay sentimiento que escape a la guitarra de José Fernández Torres, siempre mejor conocido como Tomatito; es él, quien bañado de arte y leyenda, se ha levantado como uno de los mayores exponentes de la guitarra flamenca. Y pronto, los sonidos que le arranca a su instrumento, acompañarán a la alta luna quiteña.
Poco más de un mes resta para que el duende flamenco que habita en la guitarra de este gitano vibre en el Teatro Nacional de la Casa de la Cultura. Para el 3 de diciembre, Tomatito traerá‘Luz de guía’ hasta los oídos del quiteño.
Si en sus primeras andadas por los escenarios se lo vio acompañando al maestro Paco de Lucía y al ya mítico ‘cantaor’ Camarón de la Isla (lleva su marca y no quiere que se le quite nunca jamás), tras la muerte de este ha sabido labrarse una carrera como solista. Pero a Tomatito, la música le viene de ancestro, su tío y su abuelo ya eran habituales en las peñas; así, el flamenco lo envolvió desde chiquitito y el apego por esa música y esa cultura le vino fácil.
Y se planta en la vida orgulloso de ser lo que es: un flamenco; algo que lleva en la sangre por cualquier tierra que pise. Andar por el planeta, guitarra en mano, le ha permitido tener una perspectiva más amplia, conociendo distintas culturas, admirando otras cosas y otras formas se ha dado cuenta de que no está solo en el mundo; ha podido vivenciar una humanidad total. Latinoamérica, por ejemplo, le significa una gozada, aquí se encuentra cómodo, porque comparte una cultura, un lenguaje, un sentir: es también una forma de llegar a su tierra.
Al escuchar su música y su voz mientras habla, entra la idea de verlo rodeado de Mediterráneo, pero los Andes le seducen. La montaña le es entrañable, lía los montes a los caballos, animales a los que adora; los cría en su finca y parece que galoparan en él.
[[OBJECT]]
Esos aires que ha respirado en el mundo se traducen en las sonoridades de sus cuerdas. Allí, en el rasgado y la pulsación, habitan los dejos de Ástor Piazzolla, de Django Reinhardt, del jazz latino… “Los flamencos no tenemos una cultura musical clásica, desde chiquitos nos enseñamos a escuchar muchas formas de tocar, otras canciones y melodías”. No tiene qué decir sobre la diferencia entre música culta y música popular; para él, la música es buena y no tan buena. Asimismo habla, entre comillas, de la fusión, pues cree que siempre en cualquier mezcla, saldrá eso que el llama la ‘flamencura’.
Para él, el flamenco es un sentimiento universal, “es una música de tanta fuerza y de tanta raíz, como de abajo de la tierra, que tiene que ser hermosa para el mundo entero”. Es acaso que las musas de los flamencos son más mundanas, comparadas con las etéreas de las otras artes… para Tomatito es difícil explicar esto de las musas, “componer es complicado – señala – no es cuando quieres, es cuando viene el estado anímico, que estás triste, alegre…”
Para esos momentos es primordial su guitarra, instrumento con el que tiene una relación bastante fuerte, es su pareja, su amante ideal; tiene una sobre la cama, otra en el sofá, una en cada cuarto de su casa… vive con ellas y seguirá así hasta la muerte. Pero no es celoso de la guitarra, la comparte con el cante y con el baile. “Yo vengo, y que nunca se olvide, desde el cante, que fue por un accidente fatídico, que fue lo de Camarón, que eché a tocar solo”, enfatiza, para luego añadir que la voz es el instrumento natural de la vida, que le llega directo al alma.
En cuanto al baile, lo ve como una forma de combinar la estética y el ritmo, lo que le atrae del baile son las formas. Tomatito se confiesa tan tímido, que no podría transformarse y asumir esas poses y posturas en el escenario.
[[OBJECT]]
Él se queda con la guitarra. A esas cuerdas les da pulsaciones intensas, les arranca quejidos, sonoridades vivas del flamenco. Y entre tanto sonido, ¿qué es el silencio? “¡Ahhh! – responde calmo – hermosísimo, con igual o más valor que una gran escala… maravilloso”. Y el silencio vuelve a nosotros hasta que Tomatito rompa la noche de ese 3 de diciembre, con su arte y su esencia.
El itinerario
El concierto de Tomatito en Quito, será el sábado, 3 de diciembre del 2011, en el Teatro Nacional de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, a las 20:00. Costo de las entradas: USD 95, 75, 45 y 35.
En su trayectoria, Tomatito ha trabajo con Frank Sinatra, Elton John, John McLaughlin, Chick Corea, Camarón de la Isla, Paco de Lucía, Enrique Morente, El Cigala, Remedios Amaya, entre otros.