Entrevista a Daniel Márquez Soares, periodista y estudioso de la Comunicación
El país vive una circunstancia única en su historia reciente. En este momento han coincidido tres factores que hacen que ejercer el periodismo sea más difícil.
¿Cuáles son esos factores?
Primero, hay una crisis mundial de la industria. Eso ha coincidido en el Ecuador con un pésimo momento en que las empresas periodísticas están cosechando lo que empezaron a sembrar hace 20 o 30 años: no hubo una inversión económica para la formación de redacciones sólidas.
Pero ha habido inversión, incluso muy fuerte, en las empresas periodísticas.
El problema es que dejaron de invertir en las redacciones, porque sí invirtieron en sus áreas administrativas, de marketing o gráficas. Pero no en salarios o formación de periodistas, ni se buscó captar a las élites intelectuales para que estén en las redacciones.
¿Y el tercer factor para la crisis local de los medios?
Tradicionalmente en el Ecuador un gremio muy desprestigiado, en gran parte por la prensa, ha sido el político. Y ahora estamos viendo la revancha de los políticos, que quieren desprestigiar a los medios, devolviéndoles el ‘favor’. Y hay un político muy hábil y talentoso, que se llama Rafael Correa, que se ha abanderado de la misión de cobrarle a la prensa lo que ésta hizo con la clase política.
¿Con qué periodismo están respondiendo los medios?
Lamentablemente, la prensa no está reaccionando a la altura. Por un lado el Gobierno fue muy hábil y captó o sacó de la pelea a algunos buenos periodistas, y eso es entendible aunque puede que no sea justificable. A esto se sumó una cuestión cultural-empresarial muy de este país que terminó en un concepto de lealtad al medio que es casi denigrante.
¿Somos contrincantes?
Sí, con una vanidad y un comportamiento irracionales; eso no es lo que necesitan sus audiencias. En esta pelea, la prensa ha descuidado de alguna manera su función de guiar a la opinión pública y de informar simplemente.
¿Qué papel social están jugando ahora los medios?
La prensa ha terminado ocupando un espacio de fiscalización o de oposición porque no ha habido ningún otro actor político con esa autoridad para hacerlo.
¿Eso es perjudicial?
Quizá no sea lo más correcto, pero el país demandaba que ese vacío de contrapuntos se llene. Porque la homogeneidad política y de criterios era asfixiante. Pero la prensa no cuenta con los cuadros para hacer este papel.
¿Para hacer fiscalización?
Exactamente. La triste realidad es que si uno compara lo que se lee ahora en los periódicos de acá con lo que se hacía hace 40 o 50 años, se llega a la conclusión de que ahora es de menor calidad. De hecho, muchos de los reclamos por equivocaciones que hace el Presidente a los medios no tienen que ver con la mala fe de estos sino con su incompetencia.
¿Por qué la gente es indiferente al ataque a los medios?
Poco a poco, la campaña permanente del Gobierno en contra de los medios está surtiendo efecto. Y la gente está harta de la pelea entre periodistas y políticos.
¿Quién tiene las de perder?
La prensa. Porque los medios dependen del mercado, la política no. Si un medio se desprestigia, eso se refleja mañana en las ventas. Pero un político siempre puede ubicarse, con o sin prestigio…. Una empresa periodística depende fundamentalmente de su prestigio y credibilidad.
¿Cuál es la alternativa?
Esto no se va a terminar en el corto plazo. Hay un factor determinante del carácter del Presidente que influye en su animosidad hacia la prensa. No es que si la prensa cambia tal o cual cosa él va a dejarla en paz. Por eso no hay que hacer lo que hizo en los 80 la prensa colombiana con los narcos, que creyó que dejando de meterse con ellos los iba a apaciguar y lo único que logró es que la sienta débil y la ataque más.
Entonces, quedarse callados no es una opción.
No, los medios deben pensar dónde están sus fortalezas y cuál es su verdadera función. Por ejemplo, podrían dejar de enfocarse tanto en la política y pensar más en los temas que interesan a la gente. Si quieren fiscalizar al Gobierno tienen que hacerlo sin ser figuretis ni ofensivos, sino manejando información, hechos. Eso a largo plazo te da prestigio.
¿Cómo influiría en este escenario la aprobación de la Ley de Comunicación?
Creo que fue hecha con buena fe al inicio y si se administra con buena fe funcionaría. Pero si se maneja con mala fe contra los medios va a ser gravísimo.
Llegaríamos a una paralización periodística.
Exacto. Y de una u otra forma fomentará justo lo que se quería evitar: rumores y circulación de información no confirmada. Como la prensa formal va a quedar paralizada, van a proliferar los rumores y los medios ‘truchos’.
HOJA DE VIDA
Daniel Márquez es periodista, columnista de opinión en diario La Hora; fue editor del periódico Aula Magna de la USFQ y ha dado clases de Periodismo en esa misma universidad.