Las comparsas para rendir homenaje al Niño Jesús volvieron a las calles este 2022, luego de la pandemia. En el barrio Aída León, al sur oriente de la capital, se retomó una tradición que cumple más de dos décadas.
Se trata de la fiesta de caporales en honor al Divino Niño de Isinche, que se realiza durante las fiestas de Navidad de cada año. El segundo día de esta celebración inició a las 09:00 de este domingo, 25 de diciembre de 2022.
A esa hora, más de 50 hombres acompañados de sus familias, llegaron a la casa del prioste, Lenín Gancino y su esposa Nancy Chasi, para prepararse previo a iniciar su baile como caporales.
Wyliams Parra, uno de los moradores del barrio por más de 20 años, comenta que esta celebración se realiza desde que tiene uso de razón. La fiesta se remonta a una tradición que viene desde Angamarca, una parroquia de la Provincia de Cotopaxi.
El desfile está liderado por un ‘recuante’, un hombre con un disfraz al estilo mariachi que monta un caballo y lo hace bailar al ritmo de una banda de pueblo. Mientras da órdenes a los caporales para que formen una fila y empiece la comparsa.
Los hombres, vestidos con trajes adornados con encajes y flecos dorados, una careta rosada y un sombrero bailan formando círculos. Mientras bailan sostienen con una cadena a una llama en forma de mascota.
Atrás de los caporales van las chinas. En su mayoría son mujeres jóvenes que lucen anacos, blusas bordadas, un chal, sombreros y alpargatas. La fila se completa con el grupo de yumbos, tanto hombres y mujeres que utilizan traje de amazónicos.
En el centro, bailan los “yumbos grandes” quienes organizan a los danzantes y van abriendo paso para que los danzantes cumplan una procesión que recorre las principales calles del barrio con la imagen del Divino Niño.
De acuerdo a la tradición, cada uno de los disfrazados representa las jerarquías que existieron en el campo desde la época de la Colonia. Por esta razón están los ‘Caporales’ que emulan a los campesinos, las ‘Chinas’ que son las esposas de los campesinos, los ‘Yumbos’ que recuerdan a los chamanes.
Orlando Cañizares, ha bailado como caporal al menos cinco veces. Para él esta es una forma de mostrar su devoción y fe al Niño Dios y agradecerle por las bendiciones que ha recibido a lo largo del año.
Una fiesta popular
Ambos días de fiesta, luego de recorrer las calles, los bailarines se concentran en la cancha deportiva del barrio. Allí también acuden sus familiares, vecinos y gente que llega de otros sectores para disfrutar el baile.
Al ritmo de la banda los caporales dan vueltas por la plaza, mientras los espectadores bailan en el centro de la plaza gritando vivas al niño y a los priostes.
En la noche del 24 de diciembre, la fiesta dura hasta la noche cuando llevan la imagen del niño a la iglesia para participar en la tradicional “Misa del Gallo”. Una vez que termina la celebración religiosa, los bailarines sales a la plaza para disfrutar un espectáculo de juegos pirotécnicos.
El día de Navidad la misa se celebra al mediodía. Allí se nombran a los priostes para el próximo año. Una vez que finalizó la eucaristía, un grupo de niños recita versos al Niño Dios mientras los presentes los aplauden. La celebración terminó con un gran baile popular.
Más noticias relacionadas
Visita nuestros portales: