En una fusión de música, video, narración y actuación Los Perros Calle…jeros presentaron, junto al grupo musical La Logia Marginal, la obra ‘Hombres y dioses de Pindillig’ el 5 y 6 en el Teatro Variedades Ernesto Albán.
En el principio estaban los dioses, pero la corrupción del sistema fue poco a poco convirtiéndolos en hombres. Y esos hombres se fueron convirtiendo en animales, y así llegaron a ser engendros deformados por ideologías ciegas y tajantes.
La propuesta de los Perros Calle…jeros en esta obra fue agresiva y directa. Los golpes de la crítica fueron duros como los golpes de la batería. La trompeta gritaba sin vergüenza los problemas de la falta de identidad que aquejan a este pueblo que no es de aquí ni de allá, un pueblo de “indios del medio que no son nada”.
La textura marginal y áspera de las imágenes le dio un toque grotesco, acorde con la estética de todos los elementos en escena, a esos personajes habitantes de una realidad citadina que se pierde entre la falta de identidad y la alienación.
Aunque este trabajo fue interesante, en cuanto a su fuerza visual y auditiva, el mal balance entre la música de la Logia y la voz de los personajes en escena, hizo casi imposible escuchar las narraciones y los diálogos . A su vez, la fuerte iluminación hizo difícil ver los videos que se proyectaban durante el performance actoral.
La intensidad de ciertos elementos no fue del agrado de todo el público. A veces, la rapidez un tanto caótica, causada por las luces intermitentes, obligó a los asistentes a apartar los ojos del escenario.
Las reacciones del público resultaron diversas. Algunos salieron en silencio y con ojos de asombro. Otros, sientiéndose más identificados, salían con una emoción inyectada por la fuerza de la obra.
Todo terminó en una comparsa, un tanto lúgubre, de todos los personajes en escena. Tanto actores como músicos bajaron del escenario, fueron zapateando por el corredor y se perdieron a espaldas del público, entre gritos de fiesta y un zapateo infernal.