La comunidad Chorrera Mirador, con nuevos servicios

La gente de la comunidad guía a los turistas por un sendero donde pueden ver la crianza de alpacas y la vegetación nativa del páramo. Fotos: cortesía del Municipio de Riobamba y Glenda Giacometti/ EL COMERCIO.

La gente de la comunidad guía a los turistas por un sendero donde pueden ver la crianza de alpacas y la vegetación nativa del páramo. Fotos: cortesía del Municipio de Riobamba y Glenda Giacometti/ EL COMERCIO.

La gente de la comunidad guía a los turistas por un sendero donde pueden ver la crianza de alpacas y la vegetación nativa del páramo. Fotos: cortesía del Municipio de Riobamba y Glenda Giacometti/ EL COMERCIO.

Los paisajes naturales y las experiencia de vida de los guías de la comunidad Chorrera Mirador, situada en las faldas del Chimborazo, son su potencial y su mayor atractivo turístico.

En esa comunidad funcionan tres restaurantes, hay rutas de escalada y una nueva ruta de trekking, que llega a la cascada que lleva el mismo nombre de ese sector.

La comunidad está junto a la carretera Riobamba - Guaranda, dentro de la Reserva de Producción de Fauna Chimborazo. Allí hay un encañonado de roca natural donde están instaladas más de 100 pistas de escalada de diferentes dificultades.

La gente incursionó en el turismo en el 2016, cuando el Municipio de Riobamba empezó a publicitar las rutas, pero hoy cuenta con más servicios.

“Sabemos que este es un lugar que los turistas extranjeros y locales quieren visitar, por eso decidimos organizarnos”, dice Manuel Calapiña, uno de los emprendedores.

En su restaurante, situado justo en el ingreso al sendero que conduce al encañonado, se ofrece comida típica de la zona, como habas cocidas con queso, choclos, cuy y, en ocasiones especiales, incluso ofrece fritada de llama. Los platos cuestan entre USD 3 y 5.

En el restaurante de Manuel Calapiña se ofrecen refrigerios típicos. Fotos: cortesía del Municipio de Riobamba y Glenda Giacometti/ EL COMERCIO.

El emprendimiento surgió en enero del año pasado, pero debido a la buena acogida, en septiembre de este año incluyeron en la infraestructura un espacio para la venta de artesanías, hechas con fibras de alpaca, y tres habitaciones de estilo rústico con capacidad para alojar a siete personas.

Sin embargo, para quienes desean disfrutar del paisaje y acampar junto al encañonado, también hay opciones.

Los comuneros adecuaron espacios para instalar las carpas y sitios seguros para dejar parqueados los vehículos; además, ofertan leña para las fogatas y alimentación que ellos mismos trasladan hasta el sitio del campamento.

La escalada en roca natural es uno de los atractivos. Hay 100 rutas. Fotos: cortesía Municipio de Riobamba y Glenda Giacometti/ EL COMERCIO.

“La amabilidad de los guías y compartir con ellos el recorrido es lo que más me gustó de la ruta. Ellos conocen todos los detalles sobre el camino y rápidamente se ganaron nuestra confianza”, contó Alba Mejía, una turista ibarreña.

La convivencia con la gente nativa del lugar es parte de la experiencia que buscan los visitantes. “El objetivo del proyecto es que la gente mejore su calidad de vida con los emprendimientos turísticos y a la vez cuide el delicado ecosistema de páramo”, dice Cristian Cruz, técnico de la Unidad de Turismo del Municipio de Riobamba.

Esa entidad ofrece acompañamiento técnico a los emprendimientos de La Chorrera y los promociona como parte de su campaña, para difundir los seis emprendimientos turísticos comunitarios que tiene la urbe.

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