La genetista e investigadora Paola Leone analiza algunos genes asociados a la inteligencia. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO.
Los genetistas, a escala mundial, han identificado en la actualidad más de 1 000 genes asociados a la inteligencia, la mayoría de ellos desconocidos por la ciencia.
Un reciente estudio, divulgado por la página científica Sciencealert, establece que las bases genéticas de la inteligencia, en realidad, podrían ser mucho mayores de lo que se creía hasta ahora. Esto amplía la actual comprensión de las bases genéticas de la función cognitiva.
Estos descubrimientos recientes revelan que la materia gris no es la única responsable de la inteligencia, como se creía hace algunas décadas.
La materia gris tiene que ver con la manera en que se desarrollan los procesos mentales relacionados, entre otras cosas, con la cognición y con la inteligencia.
Sobre este tema, la edición electrónica de la BBC de Londres da cuenta de un nuevo estudio genético realizado con gemelos, el cual señala que, hasta cierto punto, la inteligencia está predeterminada antes del nacimiento. El estudio también sugiere que la habilidad para obtener buenos resultados en pruebas de inteligencia está vinculada a la cantidad de materia gris del individuo, algo que depende en gran medida de los genes.
Paola Leone, investigadora y genetista, concuerda con estos estudios y manifiesta que está demostrada la existencia de una relación directa entre los genes y la capacidad intelectual. Saber cómo está condicionada la inteligencia humana por los genes es importante para comprender los mecanismos biológicos involucrados a algunas formas de deterioro intelectual, por ejemplo.
Hoy en día, los científicos también sugieren que los genes podrían explicar en parte por qué el envejecimiento del cerebro afecta más a la inteligencia de unas personas que a la de otras.
Por otro lado, Paola Leone explica que los genes ocupan un lugar en los cromosomas. Por esta razón, cualquier alteración en el número o estructura de estos se asocia con un retardo mental. Esto pone en evidencia que son muchos los genes que participan en la inteligencia y que el material genético debe estar organizado de forma correcta.
Cualquier cambio tiene como consecuencia un funcionamiento intelectual inferior al promedio de la población.
En el Centro de Investigación Genética y Genómica de la UTE, los investigadores han identificado que la estructura del cerebro está bajo un control genético considerable, en un amplia región anatómica que incluye la corteza frontal y cortezas relacionadas con el lenguaje.
César Paz y Miño, genetista, advierte que un 33% de la inteligencia depende de los genes.
Aun así, también hace falta contar con un medio favorable para que la inteligencia se desarrolle. Si el medioambiente falla, por ejemplo, las personas pueden tener un cerebro organizado para ser un gran músico, pero si el individuo nunca tuvo acceso a un piano, nunca se concretará su habilidad.
Esto quiere decir que la interacción con el entorno también es determinante, aunque menos que la influencia que tienen los genes.
Por otro lado, un estudio publicado por la revista Tendencias 21, muestra que las personas con mayor inteligencia tienen probabilidades de vivir más tiempo, ya que los genes encontrados y relacionados con la inteligencia también están ligados con la longevidad.
Tras varios estudios, los investigadores Paola Leone y César Paz y Miño han llegado a la conclusión de que los genes otorgan la estructura del cerebro y cómo este actúa, cómo se va a mover, si más rápido o más lento, de forma más equilibrada o menos equilibrada. En resumen, los genes otorgan la estructura cerebral para tener la capacidad de interactuar en el ambiente donde la persona se va a desarrollar.
Para César Paz y Miño, la inteligencia es una función superior del cerebro y de la psiquis, en donde interactúa todo.
De hecho, también se ha comprobado que en la inteligencia actúan también sensaciones, percepciones y sentimientos.