Un nuevo programa espacial ruso espera permitir el regreso de astronautas a la Luna en futuras misiones. Foto: Captura.
Rusia enviará una nave no tripulada a la Luna en 2021 en el marco del nuevo programa espacial aprobado hoy 17 de marzo de 2016 por el Gobierno, que incluye la posible construcción de una nueva estación orbital.
“En el marco de la segunda fase del programa lunar se planea poner en marcha en 2021 los vuelos no tripulados de la nave espacial de nueva generación que estamos desarrollando”, anunció Ígor Komarov, director de la agencia espacial rusa, Roscosmos.
Ese lanzamiento tendrá lugar no desde la tradicional plataforma de lanzamiento de Baikonur en Kazajistán, sino desde el nuevo cosmódromo Vostochni, que se encuentra en Lejano Oriente y que será inaugurado próximamente.
De esta forma, Rusia, la primera potencia en enviar un hombre al espacio (1961), pero que nunca llegó a explorar la Luna con una misión tripulada, soluciona el dilema de centrarse en la conquista de nuestro satélite o en Marte.
Hace unos meses el consorcio estatal Energuia, el fabricante de las naves espaciales, ya había adelantado que Rusia enviaría una misión tripulada a la Luna en 2029.
En opinión de los especialistas rusos, el retorno a la Luna, que fue pisada primero por un estadounidense en 1969, es crucial para futuros vuelos interplanetarios.
Roscosmos decidió modificar su estrategia centrada en la conquista de Marte tras al estrepitoso fracaso en 2011 de la misión del Fobos Grunt que se proponía extraer muestras en una de las lunas del planeta rojo.
Recientemente, se supo que Roscosmos y la Agencia Espacial Europa (ESA) podrían cooperar en un proyecto -Luna 27- que allanará el camino al retorno del ser humano a la Luna.
Se trata del envío de una nave no tripulada que analizará un área hasta ahora inexplorada del Polo Sur del satélite natural de la Tierra en busca de agua y materias primas para producir oxígeno y combustible.
Los científicos esperan que el lado oscuro de la Luna, que está escondido de los rayos solares, por lo que las temperaturas son muy bajas, contenga grandes cantidades de agua congelada, minerales y otras sustancias químicas que permitan garantizar la vida humana en la superficie lunar.
Estados Unidos, que parece más centrado en Marte, envió a una docena de astronautas a la superficie lunar entre 1969 y 1972, pero canceló las últimas tres misiones Apolo por su excesivo coste, y desde entonces no ha vuelto al satélite.
La extinta Unión Soviética suspendió su programa lunar inmediatamente después, con lo que puso fin a la carrera espacial durante la Guerra Fría.
Por otra parte, Komarov aludió hoy a la posibilidad de que el Gobierno ruso apueste también por construir una nueva estación orbital exclusivamente rusa, a imagen y semejanza de la MIR soviética.
Komarov explicó que, una vez la Estación Espacial Internacional deje de funcionar en 2024, Roscomos espera utilizar el segmento ruso como base para dicha estación.
“Durante este tiempo proponemos equipar el segmento ruso con módulos cuya construcción está muy avanzada y equiparlos con nuevos sistemas que garantizarían su autonomía de vuelo”, dijo.
Al respecto, el subdirector de la corporación Energuia, Vladímir Soloviov, aseguró en su momento que la columna vertebral de la plataforma rusa será un laboratorio espacial (MLM), un módulo de acoplamiento (UM) y otro energético-científico (NEM).
En caso de que el Gobierno dé su aprobación, el primero de los cinco módulos de los que contará la estación, el MLM-U, será enviado a la EEI en 2017, explicó Soloviov, ingeniero del consorcio que fabrica las naves espaciales Soyuz.
Además, la estación contaría con el apoyo del aparato espacial automático Oka-T, donde los inquilinos de la futura estación rusa realizarán experimentos.
Komarov también adelantó que desde el cosmódromo Vostochni Rusia enviará las primeras tripuladas naves Soyuz con destino a la Estación Espacial Internacional a partir de 2023.
No obstante, todos esos ambiciosos y costosos proyectos están a expensas de la situación económica, ya que Rusia se encuentra sumida en una profunda recesión desde finales de 2014.
“Efectivamente, el programa es grandioso, pero necesitamos tales programas incluso en condiciones cuando no todo en la economía es color de rosa”, dijo Dmitri Medvédev, primer ministro ruso.
Medvédev, que en su momento ordenó una purga en la industria espacial debido a los reiterados fallos en los lanzamientos, estimó en 73 el número de satélites que Rusia tendrá en órbita para 2025, cuando ahora no llegan al medio centenar.
El viceprimer ministro, Dmitri Rogozin, encargado de la industria espacial, reconoció que la crisis había obligado al Gobierno a introducir recortes, en particular con respecto a los cohetes portadores, uno de los terrenos en los que Rusia ha sufrido mayores reveses.