Cañar: Un bosque se cuida en Biblián

En este bosque hay árboles que tienen más de 100 años de antigüedad. Están cubiertos de plantas como musgos. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO.

En este bosque hay árboles que tienen más de 100 años de antigüedad. Están cubiertos de plantas como musgos. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO.

Los indígenas de esta comunidad se cuidan 130 alpacas. Tienen el apoyo de la Universidad del Azuay. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO.

La densa neblina de este ecosistema y la lluvia de invierno no dejaban apreciar el paisaje verde del bosque de Tushín-Burgay, el fin de semana pasado. La reserva está ubicada en la zona alta del cantón Biblián, en la provincia de Cañar.

El bosque de 1 100 hectáreas -con ganado- fue adquirido por 29 familias de la parroquia rural de Jerusalén, en 1990. Su interés inicial era talar los árboles para dedicarse a la agricultura y ganadería.

Ángela Humala, de 60 años, recuerda que fue difícil conseguir el dinero para comprar el terreno. Tras la adquisición formaron la Asociación de Trabajadores Agrícolas La Esmeralda Chica-Cebada Loma para hacer producir la tierra y tener una fuente de ingreso.

En este bosque hay árboles que tienen más de 100 años de antigüedad. Están cubiertos de plantas como musgos. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO.

Un año después, cuando habían destruido dos hectáreas, se percataron que estaban alterando los pozos y vertientes naturales y que eso afectaría a esta cuenca hídrica, que alimenta a 10 sistemas de agua para consumo humano y riego de Biblián, Azogues y Déleg.

“La tierra no es solo una porción de suelo que sirve de soporte para las plantas. Es la pachamama, un ser vivo. Madre de los árboles, animales, ríos, montañas y todo cuanto existe en ella”, dice Humala, quien fue la primera presidenta de esta asociación y quien impulsó la protección del bosque.

Los nativos de esta región de la provincia de Cañar aprovechan las plantas medicinales para tratar algunos problemas de salud como gripes, resfríos y dolores estomacales. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO

Los socios son indígenas y se rigen por los principios de la cosmovisión andina. Al principio trabajaban solos en la protección, pero desde el 2009 ingresaron al programa Socio Bosque del Ministerio de Ambiente.

Con ellos protegen 742 hectáreas del bosque donde predomina un ecosistema montano-húmedo con pajonal y especies nativas como el polylepis, sarar, aliso, quishual y chilco. También es el hábitat de venados, osos, aves, anfibios, etc.

El resto del territorio (zona baja) es potrero y pastizal. Allí está el ganado vacuno y 130 alpacas que fueron introducidas por la asociación para aprovechar la fibra y elaborar tejidos para la venta. También hay un bosque de pino y eucalipto.

30 indígenas se dedican al cuidado de las alpacas para obtener la fibra, que la utilizan para confeccionar suéteres, bufandas, gorros, guantes, chalecos, entre otras prendas. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO.

Al internarse en el bosque se aprecian las raíces aéreas de algunos árboles. Sus troncos y ramas están cubiertas de musgos, huicundos y orquídeas y sobrevuelan mariposas y aves.

Para los nativos, los sitios más llamativos son los míticos cerros de Padrerumi Guaguallipis, Richarina, Chuasirina, con rocas enormes de donde brotan el agua. También, está la laguna natural de Tushín. Son cerca de tres hectáreas de este espejo natural.

En invierno predomina la neblina y se escucha un murmullo por el viento que mueve los árboles. En verano, en cambio, el paisaje se apreciar la tonalidad verde de las plantas.

A los socios les preocupa que los vecinos con los que colinda está reserva continúan ampliando la frontera agrícola. Han encontrado ganado dentro del bosque Tushín-Burgay y por eso realizan recorridos sorpresa para controlar.

El polylepis es una de las principales variedades de árboles de la reserva. Tiene la cualidad de retener el agua. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO.

Como compensación por el cuidado, la Asociación recibe cerca de USD 8 000 al año del Ministerio de Ambiente en el pago de los servicios de un guardia forestal, semillas y abono para los potreros de las alpacas. Esto se cubre mediante un plan previo de inversión elaborado por los socios.

En la actualidad elaboran un proyecto para buscar financiamiento para emprender en turismo comunitario. “Queremos aprovechar el bosque, las alpacas y nuestra agricultura orgánica, y construir cabañas para impulsar el turismo vivencial”, dijo Ángela Humala.

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