Barcos de pesca ocupan la mitad de los océanos

Los barcos grandes, de más de 300 toneladas de registro bruto, están obligados a contar con un sistema que comunica su ubicación y actividad. Foto: footen.com.pe

Las condiciones climáticas o los fenómenos meteorológicos no son impedimentos para las flotas pesqueras industriales. Estos grandes barcos operan durante todo el año en más de la mitad de la superficie oceánica del planeta y solo cinco países acaparan con el 85% de la pesca en alta mar.
Así lo demostró un estudio reciente publicado en la revista especializada Science, que logra por primera vez identificar la presencia de estas grandes flotas en más del 55% de los océanos del mundo.
Juan Mayorga, uno de los autores e investigador para el proyecto Pristine Seas de National Geographic Society, explica que, gracias a la tecnología, se ha podido obtener los datos necesarios para entender cómo se distribuye la intensidad pesquera.
El Sistema de Identificación Automática (AIS) fue la herramienta más importante para el análisis. Los barcos grandes, de más de 300 toneladas de registro bruto, están obligados a tener este sistema que envía constantemente información sobre la posición, rumbo y velocidad de las embarcaciones.
Según Mayorga, se analizaron 22 000 millones de mensajes de navegación para poder identificar la ubicación de los 70 000 barcos pesqueros analizados, el arte de pesca utilizado y la cantidad de horas que destinaron a esta actividad.
La organización Fishing Watch, que impulsó este estudio, revela que solo durante el 2016, la flota china pescó alrededor de 17 millones de horas en alta mar. Las embarcaciones de este país, junto a las de Taiwán, Japón, Corea del Sur y España son responsables de más de tres cuartas partes de toda la pesca que se realiza por fuera de las Zonas Económicas Exclusivas.
Para Mayorga, uno de los aspectos más sorprendentes de la investigación es que la relación entre la actividad pesquera y las variables ambientales u oceanográficas no es “tan fuerte” como pensaban.
Esto se demuestra en que el fenómeno de El Niño o el invierno no limitan a estas flotas, a diferencia de los temas políticos o culturales. Los días festivos o moratorias sí muestran una relación con el descenso de la actividad pesquera de estos grandes barcos en alta mar.
Pablo Guerrero, director de pesquerías del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) en Ecuador y América Latina, considera que este es uno de los hallazgos más positivos. Al demostrar la incidencia de estos factores en la actividad pesquera, aún existe la esperanza de que “está en nuestro poder el cambiar las cosas”, dice.
Otra de las conclusiones que asombró a los especialistas es que la pesca industrial se realiza en un territorio cuatro veces mayor que el que se destina para la agricultura.
Según Mayorga, la mayoría del esfuerzo pesquero se concentra en las costas de Europa y se encontraron “puntos calientes” en las costas de Perú, Chile y Argentina, que se atribuyen a las flotas extranjeras que van en busca de calamar.
La huella de los palangreros se pudo observar sobre todo en el Pacífico central desde Ecuador. La técnica de pesca con palangre fue detectada en el 45% de los océanos.
Para Guerrero, el análisis permite tener una visión de la problemática. Con estos datos se puede hacer una relación entre la ubicación de los barcos y las zonas donde se encuentran las especies en riesgo o analizar qué partes del océano necesitan más protección.
Aunque este estudio no analiza el impacto de la pesca en la biodiversidad, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el 31,4% de las poblaciones de peces están sobreexplotadas.
Para el especialista de WWF, se puede alcanzar un sistema de pesca sostenible a través de mejoras en los sistemas de gobernanza pesqueros, el combate a la pesca ilegal y la implementación de formas de pesca inteligente, que disminuyan el impacto sobre el ecosistema.
Una de las técnicas que se está experimentando es que a través de cambios como la forma del anzuelo, se puede disminuir la pesca incidental de tortugas marinas en las pesquerías de atún y picudo, sin afectar las tasas de captura de los peces objetivo.
Lo que se busca, dice Guerrero, es trabajar con los pescadores y autoridades para encontrar formas de realizar una pesca que vaya de acuerdo con las líneas de conservación y permita un crecimiento económico para los implicados.
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