El arte urbano refiere a lo ancestral y étnico

Una vista del mural sobre la lojanidad, del dúo Huesos de Buda. Foto: Enrique Pesantez / EL COMERCIO

Las fiestas populares, las manifestaciones callejeras y los rasgos culturales de la lojanidad hacen parte de los motivos recurrentes de los murales contemporáneos de los artistas Alejandro y Pablo Salazar, hermanos que firman sus muros como Huesos de Buda –seudónimo que tomaron de un apodo y del título de un documental–.
Los hermanos lojanos -que mezclan nociones de artes visuales de la escuela clásica y grafiti- muestran una pieza de gran factura en la exposición Binacional de Arte Urbano ‘Cartografias paganas’, del Museo Antropológico y Arte Contemporáneo (MAAC).
Los motivos andinos, las máscaras y los artesanos inspirados en la provincia de Loja marcan una obra que refleja por un el rostro de la Virgen de El Cisne, una fiesta religiosa que según el dúo está en sincretismo con las celebraciones de los pueblos originarios.
En el centro, un personaje femenino de raíces étnicas trabaja en la elaboración de una máscara de fin de año. “Los pueblos indígenas saraguros y paltas están reflejados en nuestros trabajos como un signo de identidad. (…) En el mural del MAAC nos apropiamos de elementos de la cosmovisión andina como un sol andino y una luna incrustada en una montaña desde nuestro estilo e interpretación”, dice Alejandro.
Las ‘Cartografias…’ incluyen obras de diversas temáticas de 42 artistas ecuatorianos y colombianos que inundan de colores y trazos crudos las paredes de una sala del MAAC.
Entre las obras que refieren en la muestra a lo étnico y ancestral están las Venus de la cultura Valdivia (3800 – 1500 a.C.) que muestran su desnudez y sus grandes tocados (como cascos) en trazos rojos en un espacio alto, una obra de la artista guayaquileña de origen manabita Carla Bresciani.
El orense Juan Pablo Vallejo, que firma sus obras como Ache, llena una pared de líneas blancas y negras sobre fondo rojo en un gran muro, en una pieza inspirada en las líneas de Nazca, cultura del Perú.
También exhibe en una vitrina pegatinas con una suerte de tipografía, una reinterpretación del arte rupestre local, de los petroglifos de Misahuallí en Tena, provincia de Napo, y los de Zaruma, en El Oro.