Una encuesta de Cedatos revela que la población ecuatoriana no reconoce fácilmente a la gente de la cultura. Foto: Archivo
La reciente encuesta de Cedatos en materia de arte y cultura en el 2014 levanta el debate en torno a la relación de los ecuatorianos con el entorno artístico y cultural. Según la encuesta, un 18% identifica al programa ‘Ecuador tiene talento’ como referente en este ámbito —seguido por Gerardo Morán (9%), ‘Yo me llamo’ (8%) y ‘Combate’ (7%), entre los primeros lugares—.
En esta lista, obtenida de entrevistas con preguntas abiertas a 2 128 hogares de 15 ciudades del país, se excluye a personajes que trabajan en literatura, artes plásticas, música académica o arte urbano. ¿Hay una línea difusa entre arte y entretenimiento que confunde a los ecuatorianos?
Pero no es solo confusión, también hay desconocimiento; un 45% de la población no da una respuesta o dice que nadie amerita ser el personaje o hecho de las artes y la cultura del Ecuador del año pasado.
Un dato que según Ricardo Monteros, compositor y vicerrector del Conservatorio Nacional de Música, llama la atención, cuando las redes sociales e Internet posibilitan la difusión de cuestiones estrictamente culturales; sin embargo, explica que hay que entender que la presentación de un libro o una obra plástica, o el estreno de una sinfonía no llaman la atención a las franquicias comerciales.
¿Cuál es el modelo de cultura que se está construyendo al interior del país? Esta pregunta lleva al ensayista y catedrático Fernando Tinajero a expresar que “el arte y la cultura en general se mantienen todavía como un artículo de lujo”. Sostiene que “la cultura es el momento autocrítico de la organización de la sociedad. Y si no se la ve así, si se la ve como un lujo o adorno social, entonces no se la difunde como es debido”.
Afirma que ahora no se puede pensar que lo cultural está construido exclusivamente por artistas plásticos de renombre y por músicos con una formación académica estricta. Si bien ellos son parte de ese universo, también están incluidas personas ligadas al arte urbano, por ejemplo; gente que trabaja sobre nuevas ideas que dan fe de la contemporaneidad ecuatoriana.
En cambio, María Pérez, artista plástica y una de las organizadoras del programa Talleres Abierto de Quito, el cual dio a conocer los estudios de más de 100 artistas y gestores de la ciudad, comenta que para entender qué es la cultura ecuatoriana hay que analizar dos aspectos.
Por una parte hay una confusión entre cultura y eventos artísticos, que reduce todo a lo estrictamente lúdico, mas no reflexivo. Del otro lado, y según ella, existe una macrocultura nacional en la cual están insertas las prácticas de tradición popular y aquellas con un tinte más académico; entonces cree que es necesario educar a los públicos para así lograr una distinción real entre estos ámbitos y que de este modo se pueda reconocer a la gente y hechos de las artes y a lo que proviene del espectáculo.
Sin embargo, la exsecretaria de Cultura de Quito, Mariana Andrade, sostiene que en el país aún no se ha resuelto la dicotomía entre arte y espectáculo. A su criterio, las posibles respuestas se encuentran en la gestión de las instituciones culturales públicas y privadas, las cuales estarían encargadas de diferenciar que el sector cultura va más allá de lo eventista y que el entretenimiento es una ínfima parte de los procesos que realizan los artistas, en sus áreas de trabajo.
Pero el problema no solo se encuentra en la elaboración de modelos de diferenciación ciudadana entre cultura y entretenimiento. Uno de los aspectos que preocupa a Monteros es que hay contradicciones cuando se realizan proyectos culturales.
El caso de la música académica es el más claro. En la actualidad, las orquestas que quieran interpretar a compositores ecuatorianos deben pagar los respectivos derechos de autor. No obstante, estas agrupaciones, sean estatales o no, carecen de fondos para cancelar los montos que suponen estas obras. Por lo tanto, muchas se ven abocadas a recurrir a pedir a los creadores que renuncien a sus derechos, o simplemente excluir a estas piezas de sus repertorios. “¿Cómo se quiere dar a conocer a compositores como Eduardo Florencia o Leonardo Cárdenas cuando su música no se puede difundir?”, se pregunta.
Y señala el desfase en relación a lo que proviene de la tecnocumbia o el pop, géneros que cuentan con gran cantidad de público gracias a que sus artistas han encontrado modelos de masificación apoyados, en buena parte, por los medios.
Los datos
La lista de Cedatos. Este incluye a cuatro programas de televisión, entre estos tres realities, tres cantantes y un actor y presentador de TV. Un 1% se refiere a otros personajes no mencionados en el listado.
El otro ‘ranking’. Según los expertos consultados, entre los personajes de la cultura y las artes están Enrique Ayala Mora, Las Tres Marías, la Orquesta Sinfónica Nacional, etc.