‘Frontera’, de Leonardo Moyano, pintura y grafito sobre 72 bastidores, ganó el premio Ca.Sa. Foto: Cortesía Violenta y Lalo Rondón
Un buque ecuatoriano recorre aguas amazónicas en un polidíptico de 72 piezas, bastidores que asemejan ladrillos de construcción y que según el artista ecuatoriano Leonardo Moyano conectan con la idea de muro y de marca divisoria del espacio. La marca amarilla, “arbitraria como todas las fronteras”, irrumpe en la trayectoria del buque mientras que la armonía de las nubes de los otros ‘ladrillos’ se rompe con la aparición de la palabra ‘Frontera’.
La pieza en pintura y grafito le valió a Leo Moyano el Premio Ca.Sa Carvajal-Sauma y un incentivo de USD 3 000 a la producción artística de la feria Art Lima 2019.
Moyano exhibió su obra junto a las de David Orbea y Tayron Luna, integrantes del grupo Los Chivox, fundadores de la galería guayaquileña Espacio Violenta.
La feria internacional de arte concluyó este domingo. Pero la también artista guayaquileña María José Argenzio abrió como parte del programa VIP de Art Lima la muestra individual ‘Nuevas crónicas del buen paisaje’, que estará abierta hasta el 26 de mayo.
Orbea exhibió pintura sobre cajas de productos de consumo personal. Luna presentó ocho fotos de su proyecto ‘Galaxity’, en el que señala el increíble parecido entre las galaxias y las manchas de aceites que los automóviles dejan sobre el asfalto húmedo en los suburbios de Guayaquil. “Este efecto iridiscente solo se da con ciertos factores climáticos y de transito”, explicó.
María José Argenzio exhibe instalaciones de gran formato en la sala Quesada Garland. Foto: Cortesía Violenta y Lalo Rondón
También exhibió una caja luminosa a partir de una foto de un auto abandonado en el norte de Guayaquil. En su reciente muestra en Violenta -El Paseante-, Luna introdujo a la galería un auto viejo encontrado en las calles e iluminado también desde sus entrañas.
En las cinco instalaciones de Ma. José Argenzio destacan planchas de vidrio recortadas y dispuestas unas sobre otras como las terrazas de montañas: el paisaje modificado por los incas. Hay planchas de mármol cubiertas de pan de oro o piedras en las que relucen cubos incrustados, recubiertos de ese mismo metal.
“Las piezas especialmente creadas para ser presentadas en la reinauguración de la Sala Luis Miró Quesada, emblemática de Lima, pretenden recuperar aspectos de la relación entre naturaleza y cultura que se revela en el mundo inca”, indicó Argenzio, quien trabaja con pan de oro desde 2011. Las instalaciones -dijo- actúan como una alegoría de problemáticas sobre el extractivismo, la supervivencia de comunidades aisladas y la preservación del medio ambiente.