La riqueza natural es uno de los principales atractivos de lugar. Foto: Cortesía Municipio de Arajuno
Las comunidades del cantón Arajuno guardan en su extenso territorio una infinidad de paisajes, sitios turísticos y de aventura para disfrutar en familia. Áreas protegidas aptas para la investigación pero también para actividades turísticas como paseos en canoa, gastronomía típica, visitas a cascadas, caminatas por la selva o para hacer kayak.
Ubicada a una hora y media de Puyo, en Pastaza, Arajuno aloja a varias comunidades kichwas donde se impulsa -entre todos sus habitantes- vivencias de turismo comunitario.
Quienes habitan en estos poblados se esmeran en la organización de danzas tradicionales para los visitantes, en hablar de sus conocimientos y brindarles de su comida.
La travesía se inicia antes de ingresar a Arajuno. Desde miradores naturales que bordean la carretera se puede observar la extensa y verde vegetación de la selva amazónica.
La biodiversidad de esta localidad es uno de los principales atractivos para biólogos y estudiantes puesto que el 40% de la Reserva de Biósfera del Parque Nacional Yasuní se encuentra junto a este cantón.
El recorrido continúa en el centro de una de las primeras comunidades, a la que se puede llegar en vehículo. Se trata de la comuna kichwa Shiwa Kucha donde viven 20 familias que ofrecen servicio de guianza por senderos ecológicos cerca de monos, venados, loros, tapires y otras especies.
La población se levanta en las riberas del río Arajuno, cuyas aguas son propicias para la práctica del canotaje con el apoyo de los guías de la comunidad. Gregorio Calapucha, es uno de los coordinadores del proyecto de turismo comunitario de este sector que guarda 500 hectáreas de bosque primario. Conocer las plantas medicinales es otra de las opciones en este trayecto que puede durar hasta dos horas.
La espesa selva recibió la semana pasada a un grupo de caminantes que querían conocer los famosos árboles gigantes. Su guía fue Rosario, una de las mujeres conocedoras de los secretos de la selva que guarda también plantas medicinales. Ella les hablaba de las bondades del árbol de sangre de drago mientras lo raspaba con un machete. “Este líquido es bueno para las heridas y curar las inflamaciones”.
Los comuneros también ofrecen servicio de hospedaje en una de las cabañas construidas con madera de chonta y techo de hojas de paja toquilla. Hay espacio para hospedar a 16 personas y alimentarlos con el tradicional maito (pescado envuelto en hojas de wijao y asado al carbón).
Los turistas también pueden participar del ritual de la wayusa que se inicia a las 03:00 o elaborar la chicha con la yuca que producen en pequeñas granjas. Hospedarse cuesta USD 15 por persona que incluye el desayuno y la caminata por la selva. Si a eso le incluye la práctica de canotaje, se suman USD 5 más por persona.
A más de esta comunidad, otras actividades similares se pueden realizar en el kilómetro 48 de la vía Puyo-Arajuno, en la comuna Wakuno, también de Arajuno. René Sevilla, jefe de Turismo del Municipio, cuenta que allí hay una reserva que guarda una de las más grandes cascadas de la región.
Con una caída de 92 metros, los lugareños la llaman Chunta Pakcha. Un circuito de caminos ecológicos conducen a este lugar considerado sagrado. La caminata dura entre una y dos horas dependiendo de la explicación que brinden los guías sobre la flora y fauna.
En esta comunidad el turista puede alojarse en cabañas edificadas con madera. Hay capacidad para 12 personas.
Cerca de la cascada está el río Wakuno, que por su apacibilidad, es propicio para la práctica del tubbing. Silberio Grefa, vecino del sector, es uno de los guías de esta actividad.
Grefa indica que al turista le gusta escuchar y conocer sobre la música y las danzas autóctonas de esta región. También, quieren presenciar cómo las mujeres kichwas elaboran las artesanías en barro.
Los recorridos también se pueden realizar en otras comunidades como San Virgilio, Ceploa, Waylla Sacha y otras que forman parte de este proyecto turístico.