Resistente, adaptable, de rápido crecimiento y fácil reproducción. Estas son algunas de las características de la especie Thunbergia alata, mejor conocida como ojo de poeta, hierba africana del susto, Susana de los ojos negros o Susanita. Esta planta africana trepadora de flores anaranjadas se ha convertido en una amenaza para la biodiversidad nativa de los bosques andinos de Quito.
Frente a la expansión de la Susanita u ojo de poeta, el Fondo Ambiental del Municipio de Quito, la Secretaría de Ambiente y la Universidad Indoamérica desarrollan conjuntamente un estudio para determinar su impacto. Este 26 de abril de 2023 se presentaron los primeros resultados del proyecto ‘Distribución espacial y estrategias de manejo participativo para el control de la Thunbergia alata y la conservación de bienes y servicios ecosistémicos de los paisajes andinos’.
La primera fase de estudio consistió en la identificación de las zonas donde está presente la especie. Por ahora, el trabajo de campo se ha realizado en Nayón. El objetivo es priorizar las áreas de manejo y probar mecanismos puntuales para la erradicación o control de la especie.
Miguel Vásquez, director de Patrimonio de la Secretaría de Ambiente de Quito, señala que la Susanita u ojo de poeta es capaz de cubrir de sombra a bosques enteros y matar a la naturaleza en su interior. “Pensar en eliminarla es imposible. Solo queda controlarla”, señala el biólogo.
Vásquez indica que, además de causar pérdidas en el interior de los bosques, esta especie podría generar incendios en las zonas donde se ubica. “La Susanita es una excelente competidora, amplía en poco tiempo su rango de distribución”, explica al respecto.
La susanita tiene un impacto negativo en la naturaleza
Santiago Bonilla, director del centro de Investigación para el Territorio y el Hábitat Sostenible, sostiene que las especies invasoras tienen impactos que dejan pasivos ambientales. Esto implica que tanto la economía y la naturaleza de los lugares invadidos tendrán pérdidas en el mediano y largo plazo.
“En los últimos 20 años, las especies invasoras no eran tan frecuentes en zonas de altas latitudes o elevadas alturas. Hay un reporte de incremento de especies invasoras en zonas de elevada altitud, lo que nos habla de los cambios biofísicos que hay en el planeta”, indica Bonilla. A su criterio, hay que priorizar las estrategias de erradicación de la susanita en las parroquias de Cumbayá, Tumbaco, Guangopolo, Alangasí, Conocoto y Nayón.
David Salazar es uno de los investigadores del proyecto. Él trabajó en la quebrada de Inchapicho, en Nayón (noriente de Quito). Las observaciones preliminares dieron a conocer que las aves no están muy relacionadas con esta planta.
“Ninguna de estas aves tenía una relación directa con la planta. No pasaban mucho tiempo allí, no había nidos y tampoco se alimentaban de la Susanita. Parece no gustarle a la mayoría de aves”, señala el investigador cuyo equipo de trabajo registró 29 especies de aves en esta zona de Nayón.
En la quebrada de Nayón, los investigadores trabajaron por cuadrantes. En esta zona encontraron 56 árboles, 360 arbustos y 194 individuos de hierbas. Dentro de los 10 cuadrantes donde hicieron las muestras, entre el 40 y el 95% del área estaba cubierta por la especie africana.
Hasta abril del 2023, en el portal de ciencia ciudadana iNaturalistEC se registraron 1 375 observaciones de la especie Thunbergia alata a escala nacional. A pesar de que hay registros de usos etnomedicinales en varias partes de América, esta planta es considerada como invasora en países como Colombia y México.
En Ecuador, ciudades como Cuenca realizan acciones para el combatir su expansión en el espacio público. Pero estas son limitadas frente a la rápida propagación y adaptabilidad de la especie. Por esto se sugiere a la población que su uso ornamental sea controlado debido a la facilidad que tiene la susanita u ojo de poeta para alcanzar nuevos territorios.
Marco Romo, funcionario de la gerencia de Administración de parques y espacios verdes de Quito, cuenta que “la Susanita la encortamos constantemente en los parques en zonas como El Ejido, la Alameda y hasta en los parterres. No hay un protocolo para tratarla. Tal vez al limpiarla, le estamos dando las condiciones para su expansión”.
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