En la isla Santa Cruz se estima que existe un perro por cada seis habitantes. Esta es el área donde se ha registrado mayor población de estos animales domésticos. Foto: Cortesía / Jaime Grijalva
Las especies introducidas son una de las mayores amenazas para los ecosistemas de Galápagos y los perros continúan siendo parte de esta lista. Aunque en las islas ya no existen manadas ferales, los canes con dueño se han convertido en el centro de atención de las campañas y de investigaciones.
Jaime Grijalva, becario Senescyt y estudiante de PhD en Medicina de la Conservación, cuenta que estos animales llegaron alrededor del siglo XVII hasta las islas, en los barcos de piratas y balleneros que circulaban por la zona.
Algunos de estos animales se quedaron en Isabela y Santa Cruz como perros ferales, hasta que en los años 80 fueron erradicados. Después, con el ‘boom’ del turismo regresaron nuevamente a la zona, ya que llegaron junto con los nuevos habitantes, pero ahora como animales de compañía.
Según Grijalva, tras un estudio realizado en la isla Santa Cruz, en el 2014, se calcula que hay un perro por cada seis habitantes en esa área. Esta es una cifra alta, si se compara con Quito, donde existe un can por cada cuatro personas.
En el mismo estudio también se reveló que el 26% de los dueños de perros respondieron que permiten salir a sus animales a las calles de Santa Cruz. Este es un porcentaje promedio, dice el investigador, ya que en Quito es el 22%.
Los datos recogidos en San Cristóbal todavía son preliminares, pero la tendencia sería similar.
El problema del contacto entre perros y la fauna local es que los canes pueden actuar como depredadores de iguanas y de cachorros de lobos marinos. La transmisión de enfermedades también es un riesgo. Actualmente se están analizando los resultados de un estudio para evidenciar si los lobos marinos podrían haber adquirido un virus que se halló en los animales domésticos.
Para esto se colectó sangre de 80 lobos. 40 en Punta Pitt, donde no hay perros, y 40 en Puerto Baquerizo Moreno, ya que en esta área hay contacto con los canes. Con esto van a analizar si está presente el virus y si hay asociación con la presencia de los perros.
Marilyn Cruz, directora Ejecutiva de la Agencia de Regulación y Control de la Bioseguridad y Cuarentena para Galápagos (ABG), explica que en las islas se están realizando controles para evitar que las mascotas deambulen por las calles.
Según Cruz, se han enfocado en colocarles chips, entregar carnés y en las campañas educativas sobre la necesidad de que las mascotas estén con correa y que los dueños recojan los desechos.
El cantón de Santa Cruz, la zona más poblada por perros, publicó una ordenanza hace dos meses, en donde se estipulan sanciones para los propietarios de los animales en caso de que los dejan en la calle.
“Seremos muy fuertes y exigentes con las sanciones”, dice Cruz. Entre las prohibiciones se encuentra el ingreso de las mascotas a las zonas de playa y tener más de dos animales de compañía en la zona urbana sin contar con un espacio mínimo, para cada uno, de 6 m² en el caso de razas pequeñas y de 12 m² en el caso de las razas grandes.
Los perros que son encontrados en las calles son retenidos y llevados a un hotel para canes, donde los tienen hasta que el dueño vaya a retirarlos. Las sanciones van desde el pago del 30% de un salario mínimo vital. Los animales pasan en el lugar hasta tres días y si no son retirados, se inicia un proceso de adopción.
En redes sociales, algunos usuarios se han quejado de las sanciones económicas. Para Andrea Torres, animalista y miembro de la organización Aulla, es adecuado que haya multas para que las personas tomen más conciencia sobre dejar a sus perros en espacio público y sin vigilancia. En caso de que no puedan pagar, sugiere que se podrían dar opciones como labor social.
Para Torres es importante recurrir a campañas de esterilización y de educación para no aplicar medidas como el envenenamiento de los animales o la eutanasia, que son dos caminos que no considera justificables bajo ningún ámbito.
Cruz explica que la eutanasia solo está permitida en casos en los que los animales estén muy graves de salud. El envenenamiento de mascotas es sancionado. Desde el 2014, la ABG implementó las campañas de esterilización permanente en las islas Isabela, San Cristóbal y Santa Cruz.