La crisis agrícola llevó al Movimiento Nacional Campesino a construir su propia biofábrica de fertilizantes. Con esta se ha logrado reducir los precios de producción agrícola en más del 70%.
Hay que recordar que, por conflicto entre Rusia y Ucrania, el costo del saco de 50 kg de urea -uno de los fertilizantes más usados en el país- se elevó por encima de los USD 54. Incluso, el Ministerio de Agricultura y Ganadería anunció que desde el 15 julio se subsidiará el 50% del costo de este producto.
Aunque de acuerdo a los precios que paga por el producto estos días el sector agrícola, esta medida todavía no se ejecuta.
Tras una investigación de más de cinco años se levantó la planta en el recinto La Semira del cantón Santa Lucía (Guayas) con una inversión de USD 10 000, a la que se accede tras una hora y media de viaje desde Guayaquil, si se avanza por la vía a Daule.
Se trata de un sistema de producción de insumos orgánicos con el que la organización busca enfrentar la crisis de fertilizantes, al bajar costos de producción y mejorar la calidad de cosechas, dice Richard Intriago, presidente del gremio.
La planta está ubicada en medio de hectáreas de plantaciones de arroz, en un camino vecinal al que se accede solo en vehículo particular. Actualmente ocupa lo que constituye una de las sedes del movimiento. La planta está constituida por tres tanques donde se preparan los fertilizantes, ubicados en la parte exterior del local.
No ha sido un camino fácil este logro. Hay un equipo de profesionales con títulos de cuarto nivel en la rama agrícola que dedicaron el último lustro a la búsqueda de una solución a este problema agrario. Todos ellos son parte de la organización y participaron este tiempo en análisis de laboratorio, datos, pruebas y errores.
Intriago lo resume en una frase: “Creamos ciencia de alta tecnología para resolver una crisis. Estamos orgullosos y queremos que nuestro prototipo se extienda por el país, porque el beneficio es inmenso”, asegura.
En la planta hay tres tipos de fertilizantes: nitrogenado, que reemplaza a la urea; con micronutrientes que incluye boro, zinc, manganeso y otros componentes, y un activador de suelos compuesto por aminoácidos. Se producen
2 000 litros cada 20 días.
Son 100% orgánicos, por lo que ayudan a mejorar la calidad del suelo, la salud del cultivo y, en definitiva, la producción. El producto sirve para todo tipo de cultivo.
Lucas Mendoza, presidente de la Asociación Agrícola Honestidad y Progreso, de Palestina, dice que el producto ha tenido acogida, sobre todo en arroz y maíz.
Costos, resultados y expansión
En el arroz, el fertilizante hace que el grano se mantenga verde, sano y robusto. En el maíz, la hoja luce mucho más verde y sana, explica el agricultor Silvano Villamar, quien llegó a la biofábrica a llevarse una caneca de USD 20 de los tres componentes mezclados.
“Como es orgánico, no hay problema con que se mezclen, al contrario, se complementan”, explica Joffre Quinto, encargado de la planta de Santa Lucía.
Por plantación de arroz se usan de tres en tres, nueve sacos de urea en una cosecha de cinco meses. Cada saco cuesta USD 60 aprox.
Con los productos de la planta se utilizan 12 litros por cosecha, en tres puestas de cuatro litros cada una. El litro cuesta USD 1.
“Ya puede calcular usted el ahorro que nos representa esta maravilla”, indica Mendoza.
El Movimiento Nacional Campesino busca ahora alianzas con sectores estratégicos y con el Gobierno para construir más biofábricas en el Ecuador. Hay proyectos más pequeños en Samborondón y en Salitre, y se plantea una más en Palestina.
Beneficios
Sostenibilidad
Los costos son exclusivos para el sector agrario. La biofábrica beneficia a 2 000 familias de la provincia del Guayas. Las ganancias, explican, son exclusivas para el mejoramiento de infraestructura del proyecto.
Ambiente
Los productos 100 % orgánicos disminuyen el uso de toneladas de agroquímicos que contaminan el ambiente. Asimismo, sus componentes no afectan la salud de los agricultores. Antes, la intoxicación era común.
Suplemento de urea
El nitrogenado ayuda al desarrollo de las plantas y facilita el acceso a nutrientes, mejora la absorción de agua y actúa como agentes de control biológico. También cubren las carencias de abonos convencionales: es biodegradable, renovable y no tóxico.
Durabilidad
Mientras no tenga contacto con el aire, el producto puede durar varios años. Es un fermento anaeróbico, que mientras más se preserva más resultados tendrá.