El ADN inspirando formas en la arquitectura

Tanto en construcciones verticales como horizontales, la aplicación de la genética ofrece una enorme funcionalidad. Foto: Tomada de Internet

Una de las discusiones en la filosofía de las ciencias, y de la genética en particular, es la relación entre la información genética (llamada genotipo) y la estructuración tridimensional de los organismos (conocido como fenotipo). Entre la molécula del ADN y el físico final existen varias funciones implicadas: regulación de proteínas, producción con ciclo circadiano y necesidades, o mutaciones y causa de enfermedades, o proporcionar características especiales o geniales a personas.

En la arquitectura, la técnica de proyectar, diseñar y construir edificios modificando el hábitat humano de manera estética y práctica ha dado lugar -igual que en la genética- a una similar discusión sobre la relación forma, estructura, espacio y funcionalidad.

Para Leonardo Da Vinci, el ser humano contaba con un cuerpo ideal, organizado con mucha proporción. En sus escritos, Leonardo hace referencia a Marco Vitruvio Polión, arquitecto, ingeniero y escritor del siglo I, quien igualmente afirmaba que la proporción humana es análoga a la proporción arquitectónica. Planteado este pensamiento a la inversa diríamos que, evolutivamente hablando, la materia se organizó de la manera asombrosa en que la conocemos hasta llegar al surgimiento de la vida y a los humanos actuales, que son capaces de transformar la naturaleza para su beneficio y se han inspirado en los conocimientos científicos de la biología y la genética para construir edificaciones. Tuberías como el sistema circulatorio o linfático, columnas como los huesos, redes eléctricas con sistema nervioso…

La naturaleza es tan eficiente que influye constantemente en nuestra manera de construir. Más aún en la actualidad, que hay un acercamiento cada vez más evidente a lo que se podría llamar ‘volver a la naturaleza’. Esta nueva corriente, que implica diseñar construcciones con la mente en el entorno originario, se denomina ‘arquitectura natural’ y es una manera de fundir la humanidad con la naturaleza, utilizando como medio la arquitectura, sea recurriendo a sus materiales sin procesamiento o con muy poca transformación o armonizando con ella y respetando su equilibrio.

Aplicar las formas de la genética a la arquitectura es sumergirse en las estructuras más profundas de la naturaleza: el ADN y sus productos (células, cromosomas, canales, puentes, proteínas, etc.). ¿Por qué llaman la atención las formas del ADN y sus productos? La respuesta radica en la plasticidad y funcionalidad de los seres vivos y sus estructuras. El ADN es perfecto en su disposición para las funciones que tiene.

La descripción del ADN podría resumirse así: una doble cadena, a modo de una escalera retorcida hacia la derecha, cuyos pilares laterales son los azúcares y el fósforo, mientras que los peldaños del centro serían las bases nitrogenadas (adenina, guanina, citosina y timina), las letras de la vida. Esta forma es funcional, resistente, resguardada y flexible.

Aplicando las enseñanzas de la naturaleza y de la genética, algunos notorios arquitectos se han inclinado por aprovechar las formas y estructuras biológicas para diseñar y construir grandes edificios. Hoy existen en el mundo entero muchas edificaciones con formas de ADN, células, proteínas o cromosomas. La DNA Tower en Abu Dhabi, la DNA Tower en Nueva York, la DNA Tower Kings Park en Pert, Australia; la Dynamic Architecture Tower en Dubai, la Mode Gakuen Spiral Towers en Nagoya, Japón; la Evolution Tower en Moscú, la F&F Tower en Panamá, The Point en Guayaquil, el aún en proyecto edificio Maxximus de Guayaquil, el Churo de La Alameda en Quito. La forma de ADN de estos edificios, según sus arquitectos soluciona el problema de espacio y el comportamiento estructural es muy dinámico, eficiente y seguro. El viento fluye de mejor manera y la elasticidad es increíble. Igualmente fueron levantados con forma de ADN los puentes Helix Bridge en Singapur y el Undulating Red Bridge en Changsha, China. Se ha comprobado que la funcionalidad y eficiencia estructural inspirada en el ADN se aplica también a construcciones horizontales.

Otros ejemplos de la influencia de la genética en la arquitectura son los edificios con formas de cromosomas, como el
Vital en Vitoria, España; el Research Library en Hradec Králové, Republica Checa; o el edificio de Laboratorio de la Universidad Tecnológica y Pedagógica en Tunja, Colombia.

Una corriente de la arquitectura enfatiza en la forma como expresión artística, otra apunta a la optimización y trascendencia del espacio como prioridad. De la misma manera que en la genética el problema del físico o lo genético se ha resuelto al entender que uno se expresa porque existe el otro y son una dualidad, posiblemente en la arquitectura el acuerdo armonioso entre forma y espacio se resuelva en la práctica; es decir, elegir cuáles edificaciones serán más atractivas, más útiles y mejor valoradas objetiva o subjetivamente. Lo cierto es que las moléculas de la vida han inspirado formas de la ­arquitectura y sus obras y lo seguirán haciendo.

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