Bajo la democracia pensar distinto no es delito. Levinas llama ‘alteridad’ al reconocimiento de los “otros diferentes de nosotros”. Pero ¿qué dice el poder? A la multitudinaria resistencia ante las enmiendas la etiquetan “el pasado”. Al mayoritario pedido de consulta lo membretan “¡No volverán!”: A la unánime reacción ciudadana por leyes confiscatorias del patrimonio familiar la empaquetan “¡Minorías violentas!”. ¡Qué infinita espiral de membretes publicitarios bajo el estado de propaganda! El mundo llama “modelo fallido” al fiasco económico del socialismo en el siglo XXI. “La burbuja petrolera no estalló, se desinfló cual garrapata sin sangre”, dice Soros. El centralismo democrático de la Alba colapsó en efecto dominó en toda la región. Al respecto, hay mutis total en el foro ‘progre’ internacional. No esperen el anuncio por cadena nacional.
En “Construir al enemigo”, Umberto Eco insiste en tener a mano un villano a quien culpar de nuestras propios errores (chivo expiatorio, cabeza de turco, etc.) y si ese ser perverso no existe, “habrá que crearlo”.