Los habitantes de San Juan del Río, centro de México, convirtieron un panteón del siglo XVIII en el Museo de la Muerte, el único en el país que tiene esta vocación y que acapara a los visitantes por el Día de Muertos, que se celebra el 1 y 2 de noviembre.
Wilmer Piedra, de 38 años, labora en el cementerio de San Diego, en el sur de Quito. Es una de las personas que se encargan de enterrar los cuerpos de personas que fallecieron a causa de covid-19. Es el sepulturero a quien trabajar en el panteón lo llena de vida.