En noviembre de 1947 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la creación de dos Estados, uno judÃo y otro árabe en Palestina, territorio entonces bajo administración del Reino Unido desde la caÃda del Imperio Otomano, al final de la Primera Guerra Mundial. 60 años antes habÃa comenzado en Europa el movimiento sionista que promovÃa el retorno de judÃos a la tierra que ese legendario pueblo habÃa habitado en épocas bÃblicas.
El R.U. fue incapaz de hacer cumplir el mandato de la ONU por la oposición de naciones árabes que no aceptaban la existencia de un Estado judÃo en la región y de judÃos que querÃan ampliar el territorio a ellos asignado. Con la creación de Israel, el año siguiente se inició la primera guerra entre el nuevo Estado y sus vecinos. El triunfo judÃo consolidó a Israel y dejó los territorios de Cisjordania y Gaza bajo administración jordana. Después de la guerra de los seis dÃas, en 1967, el Estado judÃo ocupó esos territorios palestinos y en los últimos veinte años los lÃderes más radicales de esa nación han promovido colonias en tierras árabes.
El 24 de septiembre, el presidente palestino Mahmud Abbas presentó a la Asamblea de la ONU la petición de reconocimiento como Estado. Lejos de ser este hecho un mayor peligro para el avance del alargado -y muchas veces interrumpido- proceso de paz (63 años), el pedido implica un reconocimiento tácito del Estado de Israel por parte de la autoridad palestina y esto, en sÃ, debe ser visto como una gran oportunidad.
Habrá extremistas que se opongan al avance de la paz, los de Hamas en Gaza que no aceptan la existencia de Israel, e israelitas que creen que judÃos deben colonizar más territorios en Cisjordania, no reconocen la usurpación de tierras ni aceptan el reconocimiento de un Estado árabe separado, como dispuso la ONU en 1947.
El Consejo de Seguridad está considerando el pedido palestino, si lo acepta mayoritariamente, debe dar plazo y designar árbitros para que termine exitosamente el proceso de paz. El Gobierno de EE.UU. cometerÃa un serio error si se deja influenciar por fundamentalistas religiosos, que aspiran a que Israel ocupe todo el territorio bÃblico y se oponen a una negociación justa para las partes, y veta el reconocimiento de Palestina. EstarÃa dando la razón a millones de árabes que consideran que EE.UU. se parcializa para favorecer a extremistas israelitas.
El reconocimiento del Estado palestino lo pondrÃa en iguales condiciones para negociar con Israel, reforzarÃa el liderazgo de Abbas y disminuirÃa la influencia de Hamas en Gaza. La sobreentendida aceptación del Estado de Israel por los palestinos deberÃan ser buenos augurios para que llegue la paz a la región.