En los últimos dos años, varios miembros de las comunidades Sharam y Yuwints, asentadas en el Oriente ecuatoriano, han desarrollado una nueva forma de expresión basada en un lenguaje visual. Los resultados de ese trabajo se exponen en la muestra ‘Imágenes y signos del Oriente’ hasta mediados de septiembre en la Asociación Humboldt, en Quito.
Hasta hace algunos años pensábamos en la tercera guerra mundial como el enfrentamiento entre Estados Unidos y la URSS con sus arsenales atómicos, que culminaría con la aniquilación de la mayoría de la humanidad. Felizmente este peligro fue evitado y desde los años noventa del siglo pasado ya no se vio como inminente. La vigencia de un mundo unipolar tenía al menos de bueno que ya no había el peligro de esa conflagración mundial.
Redacción Negocios y Agencias Los precios del petróleo cayeron con fuerza ayer, 15 de diciembre del 2014, deprimidos por una abundante oferta y una demanda en baja forma, y arrastraron Wall Street, las bolsas europeas y las plazas de Sao Paulo y Buenos Aires, donde se descalabró la brasileña Petrobras. También, el crudo ecuatoriano tipo Oriente llegó a su menor nivel desde mayo del 2009 al cotizarse por debajo de USD 50.
Se abren las clases en el ciclo Sierra y Oriente. Y mientras tomamos unos días para medirle el pulso a la apertura y su proceso, cabe comentar un hecho que denota cambios.
Por la mañana y tarde del sábado 30 de agosto, madres, padres y abuelas con niños y jóvenes caminaban por las calles del Centro Histórico de Quito con bolsas de compras, o entraban y salían de almacenes de ropa, zapatos y mochilas. El mismo panorama se verá hasta la noche de este domingo.
Por los aires han saltado, en estos días, como ya ocurriera en el pasado, las posibilidades de un nuevo acercamiento entre el Estado de Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Una coyuntura que pendía de un hilo.
Las invenciones de la literatura nipona contemporánea escapan de los conceptos arcaicos que se poseen de uno de los países más desarrollados. Los samuráis, las geishas o los jardines de cerezos (elementos del llamado efecto quimono) forman parte de la memoria de ese Japón milenario, místico, antiguo. Lo que ahora se lee son historias atravesadas por la tecnología. Narraciones de un pueblo en las que el sol ilumina a millones de vidas encerradas en un edificio, bien al borde de las rieles de un tren bala, o simplemente al arcén de una carretera en la que un paso es decisivo para elegir entre la vida o la muerte.