El cantante habló de su nueva producción discográfica con DIARIO EL COMERCIO. Con 'El Degenerado' AU-D busca reafirmar que su música no se encasilla en un solo género musical.
Cuando escasea el mercado para la venta de música, la creatividad de los artistas se expande hacia artículos permanentes o de colección que permitan al público conocer la música. Las camisetas son el elemento más manipulado por los músicos para posicionar el nombre de la agrupación. Esta prenda permite una fusión con el diseño para plasmar la personalidad de las bandas.
El nombre de Julián Tucumbi suena tanto como su música en su natal Pujilí, Cotopaxi. El indígena, de 76 años, es famoso por su grupo artístico con el que representa al tradicional baile del Danzante.
Diez canciones componen la nueva producción discográfica del ecuatoriano Juan Fernando Velasco. El disco saldrá a circulación a finales de noviembre del 2014.
Tras una breve revisión de la difusión de contenidos musicales por las emisoras nacionales se desprende que la relación entre música extranjera y música ecuatoriana es de cuatro a uno. Es lo que se busca cambiar -gradualmente hasta junio del 2016- con el Reglamento para la aplicación del 1x1, aprobado por el Cordicom, la semana pasada.
Dado a que el apogeo de Sal y Mileto se dio cuando el ensamble consistía en un trío formado por Igor Icaza (batería), Franco Aguirre (bajo) y el desaparecido Paúl Segovia (guitarra y voz), muchas veces se ignora que en el prólogo de esta novela hubo más actores. Estuvieron ahí, encerrados durante un fin de semana, en el primer ensayo en una hacienda de Tilipulo, Cotopaxi.
A 20 años de la creación de la banda ecuatoriana de rock Sal y Mileto, nos disponemos a hacer un recorrido por esas canciones que definieron momentos en la historia de la música nacional y de la culturas urbanas en las calles de Quito. Asimismo, por esos sonidos que incidieron en la escena roquera del país y que perviven como referencias o influencias de nuevos grupos y nuevos temas.
Las tendencias del consumo de música han hablado. Hoy en día, los consumidores a escala global se han trasladado a Internet y de esa migración, los números más importantes son de YouTube. Hay más de 1 000 millones de usuarios del sitio que, según Monetizing Digital, tiene más de 25 000 millones de visitas a videos con música.
Los homenajes a Olguita Gutiérrez se siguen dando en los escenarios ecuatorianos y, lamentablemente, esta semana la música ecuatoriana perdió a una de sus voces más preclaras, la de Fausto Gortaire.
Se encienden las luces, suena la música y los artistas salen a escena. La energía que transmiten los conciertos y las emociones que nacen con la música son situaciones que varios directores de cine del país han querido retratar en sus películas. Con el detalle extra de que han utilizado bandas ecuatorianas para la composición de sus escenas musicales y por ende del ‘soundtrack’ de sus filmes. En la película ‘Sin otoño sin primavera’ la banda de punk-rock Vírgenes Violadoras toca su sencillo Ziego en una escena de fiesta cuando el personaje de Sofía descubre quién es en realidad su novio. El director de la cinta, Iván Mora, conocía a la banda mucho tiempo antes de rodar la película. Al momento de elegir a los músicos que tocarían en el set consideró que el sencillo Ziego, de Vírgenes Violadoras, tenía la energía necesaria para hacerlo. Para Mora, el tema tiene fuerza sin llegar a ser demasiado agresivo. Lo que dejaba la carga dramática en la narrativa, “me servía como contrapunto”, dice
Vultur Gryphus es una banda quiteña que este sábado lanza su primer material discográfico, bajo el nombre de 'La humanidad es carroña' (14:00, Casa Pukará). La escuela de esta agrupación se remonta a finales de los 80 (especialmente en EE.UU., Inglaterra y Escandinavia), cuando varios músicos de la contracultura buscaban ser rápidos musicalmente y grotescos líricamente.
El ‘boom’ musical de los ochentas y noventas en el Ecuador significó un salto hacia las composiciones propias, dentro de la escena local.
Con la muerte de Julio Jaramillo en 1978, la música tradicional ecuatoriana empezó a perder fuerza en las ondas mediáticas. Durante el próximo lustro, el acorde menor con versos que lloran el desamor parecía estar relacionado al pasado y oponerse diametralmente a los nuevos sonidos de una, aún joven, globalización a escala musical.
La música académica ecuatoriana no volvió a ser la misma luego de 1984. Hasta entonces, el nacionalismo local había visto a la Sierra como fuente predilecta para nutrir el alma musical. Pero fue con la aparición de 'Iwianchi', partitura de Marcelo Ruano y Jorge Campos, cuando el espectro de la composición hecha en el país miró a la región Amazónica como un terreno inhóspito, lleno de sonidos y leyendas a ser inmortalizadas en las líneas de un pentagrama.
Todos estamos solos, esa sería la traducción al español del video publicado en YouTube el 23 de enero por el sexteto ecuatoriano. Pese al pronóstico lastimero que puede suponer el título, tanto la música como la producción audiovisual se alejan del acorde triste y de la historia dramática.
El conjunto musical ecuatoriano 'Dúo Paganini' ofrece hoy un concierto en Sídney en el inicio de una gira que los llevará a las ciudades australianas de Melbourne y Camberra, y que terminará en Yakarta (Indonesia).
El conocido y prostituido eslogan: “apoyar al talento nacional” es escuchado repetidas veces en distintas radios y escenarios del país. El problema es que se vende la idea de que el talento nacional es un cerrado grupo de artistas que no presentan propuestas innovadoras, cuyas letras abordan el típico tema de lo maravilloso de estar enamorado o desilusiones amorosas y sus arreglos musicales y voces son bastante mediocres.
El 10 de diciembre se cumplirán 25 años del fallecimiento de la ‘Reina de la Canción Nacional’, Carlota Jaramillo, en cuya memoria muchos ecuatorianos de la tercera edad recordaremos con sentimiento aquellas inconfundibles y nostálgicas vibraciones de sus cuerdas vocales, que en ascuas ardientes brotaban de su garganta de cristal. De su diáfana voz inconfundible caían también como abalorios las notas del pasillo ecuatoriano, engalanando con caracteres indelebles el frontón de una época romántica, sentimental e inolvidable.
El hecho de que grupos “nacionalistas” como Diabluma son rockeros a morir, al mismo tiempo que una tecnocumbia seudo ecuatoriana hace roncha en YouTube parecería corroborar que la música nacional ha sido desdeñada desde hace décadas. Sin embargo, en los últimos años se hace evidente un auge en la composición e interpretación de la misma a todo nivel, y aunque estas propuestas no sean del agrado de todos, son un síntoma positivo de la salud de nuestra identidad musical en tiempos de extrema globalización.
Una docena de convenios con artistas nacionales tiene la Asociación de Comerciantes de Audio-Video y Conexos de Pichincha (Asevip) para comercializar sus productos a bajos precios y evitar la piratería.