Las puertas de los buses que salen de los diferentes andenes de la Terminal Terrestre de Latacunga tienen un sello de seguridad desde este lunes 8 de julio del 2019. Un funcionario de la Unidad de Movilidad del Municipio es el encargado de colocar el sticker a la salida de la estación, en el centro de la ciudad.
A las 06:45 hace frío en Quitumbe. Los pasajeros interprovinciales que llegan a la terminal terrestre sienten los 10 grados centígrados con los que amaneció, ayer, 28 de julio, esta parte de la ciudad. Bajan adormecidos de sus unidades y para ingresar al área de los buses urbanos pagan 25 centavos, tras hacer fila por unos siete minutos.
Totalmente de acuerdo con la opinión expresada en Cartas a la Dirección de su prestigioso diario por el señor Luis M. Contreras, sobre el cierre de las miniterminales y con los artículos de los señores: Enrique Echeverría de 7 y 14 de julio y de Fernando Larenas del 8 de julio del presente, sobre la grave situación del transporte público en Quito.
Durante décadas hemos venido utilizando las diferente miniterminales de transporte interprovincial, con un servicio ágil y eficiente, a más de la comodidad y facilidades que prestaban, por estar en lugares céntricos, en los que se podía tomar el autobús, y dirigirse a sus destinos.
La Agencia Nacional de Tránsito (ANT) ratificó que se mantiene el plazo establecido para el cierre de las miniterminales que las cooperativas interprovinciales tienen en Quito.
Hasta el 30 de junio de este año, las miniterminales de las cooperativas de transporte interprovincial podrán funcionar por fuera de las dos terminales terrestres: Quitumbe y Carcelén.
Entre las calles 18 de Septiembre y Manuel Larrea, en el centro, operan cuatro cooperativas de transporte interprovincial. En las horas pico, la circulación de los buses agrava la congestión.