Los congresos de fútbol siguen iguales. Son más folclóricos, sirven para medir fuerzas, estrategias, vanagloriarse, pedir votos de aplausos y hasta para escuchar: ¿cuánto nos toca? No han variado. Esa es parte de una estructura caduca que lo que refleja son los espacios de poder de los directivos que dirigen la Federación Ecuatoriana y también de quiénes están atrás de ellos.
Emelec hizo el mérito para llevarse el título de campeón. Eso nadie lo duda. Sus dirigentes y Alfredo Arias, su entrenador, le dieron ese ‘plus’ de equipo con un juego equilibrado, agresivo -en ocasiones- y sobre todo goleador.
La Copa América para Ecuador ha sido incompatible en los últimos 20 años. Usualmente jugamos los tres partidos y volvemos con pésimas campañas.