La degradación del suelo es uno de los principales factores que causan desertificación.
La degradación del suelo ya afecta a millones de personas. Es responsable de la pérdida de biodiversidad, de la menor disponibilidad de agua potable, de la inseguridad alimentaria y de la enorme vulnerabilidad de numerosas comunidades frente al impacto del cambio climático.
Según la Convención de las Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación (Unccd), 2 000 millones de hectáreas de tierras fértiles se degradan actualmente en el mundo, y unas 12 millones más se pierden cada año. Los representantes de los países reunidos en la decimoquinta sesión del Comité de Revisión de la Implementación de la Unccd, realizada en octubre en la capital de Kenia, coincidieron en la urgencia de tomar medidas para enfrentar el problema.
Pero para lograr frenar la degradación del suelo se necesitan muchos recursos económicos.
La Unccd propuso crear el Fondo de Neutralidad en la Degradación de la Tierra, que todavía no está operativo, pero que procurará reunir a las instituciones comprometidas con este desafío global.
La iniciativa apoyará la recuperación a gran escala de tierras degradadas para su uso sostenible mediante recursos a largo plazo del sector privado. El fondo también procura garantizar la seguridad hídrica y alimentaria local y global, así como mitigar el recalentamiento planetario secuestrando 20% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) para 2050.
En concreto, apuesta a movilizar USD 50 000 millones para recuperar 300 millones de hectáreas en los próximos 20 años y reducir 20 000 millones de toneladas de emisiones de CO2.
El fondo ofrecerá un marco estructurado en el que confluyan actores públicos y privados para lograr la neutralidad en la degradación de la tierra (NDT). La asociación contempla el aporte económico y la asistencia técnica.
El concepto de NDT se introdujo en la Conferencia de Río+20, de 2012. Su importancia radica en que mediante la neutralidad se asegura la tierra de la que depende cada hogar, región o país para obtener servicios del ecosistema como agua, salud, producción y estabilidad.
El propósito coincide con la tercera meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), adoptados por la Organización de las Naciones Unidas en septiembre de 2015 en Nueva York, que se propone lograr la NDT para 2030.
El Mecanismo Global de la Unccd es el responsable de gestionar el Fondo NDT, que se propone luchar contra la degradación del suelo y la recuperación de 12 millones de hectáreas al año.
Cuando el fondo esté operativo, también procurará otras iniciativas existentes para establecer un vínculo entre un enfoque de base (proyectos desarrollados en el terreno) e iniciativas generales (objetivos de gobiernos y propuestas institucionales).
El director del Mecanismo Global de la Unccd, Markus Repnik, señaló que se necesitan USD 450 000 millones al año para luchar contra la degradación del suelo y la desertificación. Los fondos para el clima aumentan, pero se necesitan más recursos, observó.
Los países han gastado USD 200 000 millones, pero el monto total disponible al momento es inferior a los USD 400 000 millones.
El Fondo Verde para el Clima (FVC), un mecanismo financiero de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (Cmnucc), procura destinar la mitad de sus recursos a medidas de adaptación. Además, el Banco de Desarrollo Africano apuesta a triplicar los fondos que destina al clima para 2020, apuntó Repnik.
El funcionario también observó que abundan los mecanismos de financiación, pero no hay ni una iniciativa que dé cuenta de cómo se movilizan esos recursos.
“Se necesitan datos más profundos sobre las finanzas. Se tiene que saber cuánto se gasta, de dónde provienen los fondos y quién los aporta, además de asegurar la compatibilidad y la confiabilidad de los datos”, precisó Repnik. Además, instó a las partes a considerar cómo movilizarán los recursos para cumplir con la convención.
En la conferencia de Nairobi se indicó que los países en desarrollo y sus socios aportaron USD 5 000 millones a los esfuerzos para frenar la desertificación y la degradación del suelo. Pero los delegados insistieron en que se necesitan más recursos de forma urgente.
Por su parte, las organizaciones sociales observaron que el costo por hectárea para luchar contra la desertificación varía según el país. También observaron que “se necesita información más precisa y completa”, según la declaración conjunta.
Además, subrayaron que los programas de financiación para combatir la degradación del suelo deben incorporar el desarrollo de recursos humanos y que los mecanismos de financiación deben incluir a los 500 millones de pequeños agricultores del mundo, cuyos derechos requieren protección.
Además, las partes reconocieron la necesidad de movilizar recursos extras para fijar objetivos voluntarios en materia de NDT y la implementación de múltiples fuentes.
El director de Acuerdos Ambientales Multilaterales del Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales de Kenia, Richard Mwendandu, recordó que se pueden movilizar fondos para cumplir con la meta de los ODS, pero que no existen fondos globales para los esfuerzos contra la degradación del suelo. “Solo unos miserables USD 30 000 destinó el Mecanismo Global para ayudar a países en una iniciativa piloto”, observó el funcionario.