Sigmund Freud se dedicó a estudiar la psicología de Fedor Mijailovich Dostoievski.
Si existiera un Mundial de Fútbol exclusivo para escritores, la Selección de Rusia siempre estaría entre las candidatas fijas para alzar la copa. El único dolor de cabeza que tendría el entrenador de turno sería provocado por la dificultad de elegir su once ideal en medio de tantas estrellas, varias de ellas con un Premio Nobel en sus manos, pujando por ganarse un puesto como titulares.