Las cuatro almas de Dostoievski

El ruso Fedor Dostoievski pudo haber sido ejecutado en 1849, antes de publicar sus grandes obras narrativas. Foto: archivo particular

En 1927, Sigmund Freud publicó un texto titulado ‘Dostoievski y el parricidio’. Los editores alemanes le pidieron que analizara la psicología de Fedor (o Fiódor) Mijailovich Dos­toievski a través de su obra. En su tratado, Freud dividió la personalidad del autor ruso, de cuyo nacimiento se cumplió el bicentenario el 11 de noviembre pasado, en “cuatro fachadas”: el literato, el neurótico, el pensador ético y el pecador.

El literato

Se dice que la familia Dostoievski se reunía en la sala de su casa para hacer lecturas en voz alta. Leían tanto obras rusas como clásicos europeos. También se conoce que era una familia profundamente religiosa, los niños desde muy pequeños leían la Biblia, de ahí la pasión de Dostoievski por las historias bíblicas de Job
y de Jonás.

Estos fueron sus primeros contactos con la lectura y lo que despertaría muy pronto su sensibilidad literaria. Posteriormente, Dostoievski descubrió a Pushkin, el “poeta nacional” ruso; más tarde, a Shakespeare, a Víctor Hugo, a George Sand y a Hoffman.

Dostoievski, como la mayoría de los escritores de su generación, comenzó escribiendo pequeños textos para periódicos rusos. No fue hasta 1846 cuando se dio conocer con la publicación de su primera novela ‘Pobres gentes’.
La obra tuvo un éxito sin precedentes; Belinski, uno de los críticos literarios más importantes del momento, alabó la novela. El nombre de Fedor Dostoievski se hizo conocido en las ciudades rusas más importantes. Lastimosamente, el éxito duró poco, en parte por la torpeza de Dostoievski para formar parte de la sociedad literaria, y en parte por la envidia de sus contemporáneos.

El neurótico

Freud dice que una de las causas de la neurosis de Dostoievski fue la misteriosa muerte de su padre en la finca de Darovoye. Cuando tenía 18 años, su padre fue presuntamente asesinado por sus siervos. Sin embargo, esto nunca se esclareció, pues hubo muchas inconsistencias en los testimonios que recogió la Policía y el parte médico indicaba que fue una muerte natural.

Para Freud, la severidad del doctor Mijail Dostoievski hizo que su hijo inconscientemente deseara su muerte, manifestando así un claro complejo de Edipo. Según Freud, este sentimiento de placer ante su muerte le produjo un sentimiento de culpa y, a causa de esto, se le presentó una histeroepilepsia.

El austríaco sostenía que la epilepsia dejaba de manifestarse en cuanto Dostoievski pasaba por grandes sufrimientos. Por eso, durante el período en que estuvo en Siberia, purgando una pena por conspirar contra el zar Nicolás I, no manifestó ningún síntoma.

Muchos de los biógrafos de Dostoievski ponen en duda esta teoría freudiana. Geir Kjetsaa y Josep Frank sostienen que las primeras referencias acerca de su epilepsia aparecen recién en la correspondencia que le dirigía a su ­
hermano desde Siberia. Incluso Anna Grigorievna, la segunda esposa de Dostoievski, corrobora esta información en sus memorias.

En todo caso, el asesinato y la culpa -vistos desde diferentes ópticas- son recurrentes en la obra de Dostoievski.
En ‘Crimen y Castigo’ (1866) tenemos a Raskolnikov, un hombre pobre que cree hacer justicia al matar a una usurera; en ‘El Idiota’ (1869), Rogotzin asesina a Nastasia Filípovna porque sufre de celotipia; en ‘Los Demonios’ (1871) habla de un crimen colectivo cometido por un grupo de revolucionarios y una violación -premonitoria sobre lo que ocurriría en Rusia tras la revolución. En ‘El Adolescente’ (1875), Dos­toievski aborda el odio al padre, pero también otro tipo de crimen: el suicidio.

Finalmente, en su gran obra ‘Los hermanos Karamázov’ (1880) hablará del parricidio. En este caso particular, el aporte freudiano cobra gran valor, ya que todos los hijos de alguna u otra forma desean de manera inconsciente la muerte del padre. Basta con leer alguna de estas novelas para comprender que el autor desarrolla de manera profunda la psi­cología humana.

El pensador ético

El 23 de abril de 1849, Dostoievski fue llevado a prisión por formar parte de una ­reu­nión del Grupo Petra­shevski, que se reunía a hablar de literatura, política y criticaban abiertamente al gobierno del zar Nicolás I. Dostoievski asistió a dichas reuniones, de manera intermitente, durante dos años.

En cierta ocasión, leyó públicamente una escandalosa carta que el crítico Belinski le envió a Gógol, en donde criticaba al autor de ‘Las almas muertas’ por su conservadurismo y rechazando el atraso ruso.

El 22 de diciembre de ese mismo año, Dostoievski y otros jóvenes del grupo Petrashevski fueron condenados a muerte. Los minutos que transcurrieron en la plaza, juntos todos esos muchachos asustados ante la idea su inminente muerte, fueron cruciales para la obra de Dostoievski. Es en ese preciso momento en el que descubrió el significado de la palabra “redención”. Los jóvenes ateos besando las manos del pope y pidiendo perdón por sus pecados, impresionaron profundamente a Fedor.

A último momento, el zar Nicolás I decide conmutar la pena y enviarlos a Siberia. En este punto, cabe preguntarse qué curso hubiera tomado la literatura de haber muerto Dostoievski aquel día, o qué hubiera sucedido de no haber pasado por el simulacro del fusilamiento y por Siberia. Es muy probable que la obra del gran maestro ruso no hubiera tenido la profundidad cristiana que tiene, si nada de esto le hubiera pasado. Dostoievski contó su experiencia en Siberia en el libro ‘Memorias de la casa muerta’, en esta obra cuenta con muchos detalles la vida de los presos en la época zarista.

El pecador

Anna Grigorievna cuenta en sus memorias que, al poco tiempo de casada con Fedor, viajaron a Baden, donde se encontraban los mejores casinos de Europa. Su esposo desató su pasión por la ruleta, y llegó a empeñar el abrigo y el anillo de bodas de su esposa, uno de los pecados por el que se lamentaría toda la vida. El relato de estos episodios los cuenta el mismo Dostoievski en su novela corta ‘El jugador’ (1867). Para Freud, su adicción al juego, que le llevaba a periodos de pobreza absoluta, le llevaba a manifestar su carácter masoquista y a castigarse por la culpa de los actos malos que cometía.

El arrepentimiento y la culpa son dos características patentes en los principales personajes de Dostoievski. Para Raskolnikov, Rogozhin o Stavroguin no hay redención sin pecado, no hay pecador sin arrepentimiento, la culpa es el camino que conduce hacia el bien, quien no conoce el mal no puede conocer el bien. Como Dostoievski es el mayor conocedor del alma humana, en sus obras encontramos también personajes de naturaleza bondadosa, como el príncipe Mishkin en ‘El idiota’ o Alekséi Karamázov en ‘Los hermanos Karamázov’.

Dostoievski es uno de los escritores rusos más conocidos y más complejos de la literatura rusa. Sus “cuatro almas” están presentes en toda su obra y esto le permitió crear personajes universales, poseedores todos de una profunda carga psicológica y espiritual. Y por eso su vasta obra seguirá estando vigente.

 *Bibliotecaria y especializada en la literatura rusa.

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