¡Valerosas mujeres!, con nombres apenas conocidos, que representan el anonimato de la maternidad pero que, quizás sin pretenderlo, contribuyeron a configurar aspectos esenciales de nuestra cultura
Cuenca, 23 de mayo de 1857. La ciudad amanece con una luctuosa novedad. En una habitación de su departamento, se ha descubierto el cadáver de doña Dolores Veintimilla. Ya entrada la mañana, luego de que vecinos, amigos y curiosos han explorado el lugar, arriba el doctor Juan Izquierdo, juez de Letras de la ciudad. Su intención es levantar el autocabeza de proceso, para establecer, conforme a derecho, las circunstancias de la muerte de Veintimilla.