La palma de la chonta ha sido conocida históricamente por la dureza de su madera, tanto por las culturas locales que la usaron desde tiempos milenarios para construir poderosas lanzas, así como por las culturas mestizas actuales que la usan para la construcción de muebles o incluso para la formación de vigas de soporte para las viviendas.
Es una celebración cultural del pueblo shuar llena de misticismo. La Fiesta de la Chonta se realiza entre abril y mayo en las distintas comunidades indígenas, cuando la cosecha de este fruto está en apogeo.
Las técnicas ancestrales de la construcción las mantienen los habitantes de la comunidad Paz Yaku (Río de la Paz en español) de la parroquia Madre Tierra, del cantón Mera, en Pastaza. El propósito es que las ‘chozas toquillas’, como se conocen a estas edificaciones de madera de una planta, entreguen frescura y seguridad a sus ocupantes.
Los dolientes tsáchilas se resisten a creer en la eterna partida de sus seres queridos. Sus ancestros les inculcaron la idea de que existe la reencarnación siempre y cuando sigan la tradición del ritual de la cruz de chonta o de pambil.
No es un simple ritual. La Fiesta de la Chonta es la celebración más importante del pueblo Shuar en la Amazonía. Evoca el final de la cosecha y se realiza en agradecimiento a la Pacha Mama, por la producción anual del uwi o chonta.
La prospección fue intensa, larga y meticulosa. Durante dos años y medio, los cuatro miembros del taller buscaron sin cesar en todos los aserraderos de la provincia de Pichincha.