Los pasillos del Centro Cultural Metropolitano de Quito guardan 500 años de historia. Este antiguo edificio, ubicado en las calles García Moreno y Espejo, diagonal a la Plaza Grande, es uno de los de mayor trascendencia en la ciudad y el más visitado por ciudadanos y turistas.
Fue primero ocupado por los Jesuitas, en el siglo XVI. En aquella época su extensión copaba toda la cuadra, donde este grupo religioso estableció un colegio máximo, un convento y la Universidad de San Gregorio. De este hecho, actualmente solo se conserva, en el subterráneo, los arcos que rellenaron para tomarse la manzana.
A partir de su expulsión, en 1767, la edificación fue tomando varios cambios, varios nombres y recolectando hechos importantes para el Ecuador. Se convirtió en la Universidad Pública de Santo Tomás de Aquino, y con este acontecimiento se funda la primera Biblioteca Pública dirigida por Eugenio Espejo, la cual recolectaba todos los libros de los colegios jesuitas en la época de la Real Audiencia de Quito.
“Era toda una manzana que no tenía un uso definido, entonces fue utilizado para varias funciones. También fue una fábrica de tabaco y ligando a nuestra historia, fue cuartel militar a raíz de las revueltas de la Audiencia de Quito”, cuenta Patricio Guerra, historiador y coordinador de investigación del Centro Cultural.
Una exposición de Johan Falkman se expone en el Centro Cultural Metropolitano. Foto: Eduardo Terán/ EL COMERCIO
Según la historia, el cuartel estaba formado por una veintena de soldados que cuidaban las cajas de la corona española. A la par se crea en el interior un calabozo, donde permaneció preso Eugenio Espejo y los líderes de la Revolución Quiteña de 1809. Un año después de esto, los líderes fueron masacrados, evento conocido como la Masacre de los Próceres, el 2 de agosto de 1810.
Sin embargo, el edificio no solo fue ocupado para fines educativos o militares, sino también para decisiones democráticas, como la de convertir a Ecuador en República, reunión que se dio en uno de los salones de la Universidad Santo Tomás.
Sin precisar una fecha, la universidad pasó a ser la Universidad Central de Quito y al mismo tiempo se instaura la Casa de la Moneda “y se acuña las primeras monedas como estado independiente, incluso el tesorero vivía aquí (en el edificio). También Gabriel García Moreno crea dos instituciones importantes: San Gabriel y la primera escuela politécnica”, agrega el historiador.
En 1959, la universidad sale del edificio y se crea el primer Museo Nacional, con exposiciones de objetos arqueológicos y pinturas, pero por falta de apoyo y por el mal estado del edificio, se da otro cambio y pasa a ser, a inicio del siglo XX , Biblioteca Municipal recibiendo el nombre de González Suárez, misma que aún se mantiene.
Un antecedente para convertirse en el actual Centro Cultural Metropolitano fue la apertura de la Casa de Arte y Cultura Manuela Sáenz, pues un tiempo después, a mediados del siglo XX, se crea el Museo Mena y Caamaño. “Este se crea por la donación de unas 500 obras de arte por parte de este quiteño y es el Municipio quien decide ponerle al museo su nombre”. Es así como el 3 de noviembre de 1959 se inaugura este edificio como Museo de Arte e Historia Alberto Mena y Caamaño. Ya en el 2000 se apertura el CCMQ, pero se decide conservar al Museo y a la Biblioteca.
“Los sucesos históricos han ido encaminando para que el edificio sea escogido para todos estos eventos, esto a partir de la expulsión de los Jesuitas”, comenta Patricio Guerra.
Actualmente, la extensión del CCMQ es de media cuadra y recibe más de 100 mil visitas anualmente. “Es uno de los sitios más visitados, primero por la ubicación, estamos en la Plaza Grande, y otra por la oferta”, asegura el coordinador de investigación.
Su fachada frontal entona con el Quito Colonial, sin embargo en su interior se mantiene la restauración de 1915, una arquitectura entre republicano y ecléctico, es decir que mezcla varios estilos.
Al ingresar al CCMQ, en el Patio Museo, se exhiben esculturas de arte, pues este tipo de actividad se realiza actualmente en este espacio cultural. Su agenda incluye eventos de danza, teatro, dramatizados y presentaciones musicales. También desde ahí se maneja el Centro Cultural Itchimbía y la Casa de La Ronda.
La entrada a la biblioteca y a los salones auditorios es gratuita. Solo la muestra permanente tiene un costo de USD 1,50. Esta recopila la transformación de la Real Audiencia de Quito a República del Ecuador, una colección restaurada por los mismo técnicos del taller del Centro Cultural, y donada en 1957, con cerca de 70 obras de Eduardo Kingman, Guayasamín, Mariano Aguilera.