Conforme pasan las horas y se acerca el 10 de enero, fecha establecida para que Hugo Chávez dé inicio a su nuevo período, las expectativas aumentan y se multiplican. Aumentan y se multiplican no solo por el estado definitivo de su salud sino también por el futuro del proceso político que ha impulsado Chávez durante estos 13 años dentro y fuera de Venezuela.
Aunque no existe hasta el momento información precisa de la gravedad y situación de salud del Presidente –ya esto se ha manejado como secreto de Estado desde que se detectó la enfermedad en junio de 2011- es muy probable que lo peor ocurra en cualquier momento. Si esto es así, se hace difícil pensar que lo emprendido por Chávez tenga continuidad y se prolongue en el tiempo.
En primer lugar, ninguno de sus más cercanos colaboradores tiene el carisma, visión y personalidad de Chávez. Por este motivo, aunque el actual vicepresidente Nicolás Maduro sea quien le suceda al mando o eventualmente pase algo inesperado y sea el presidente de Asamblea Nacional Diosdado Cabello quien asuma la presidencia, nada volverá a ser igual. La permanencia en el poder de cualquiera de los dos probablemente no supere lo equivalente a un periodo presidencial. Los problemas económicos de Venezuela solo los puede sostener un liderazgo carismático y personalista como el de Chávez.
En segundo lugar, Maduro y Cabello no solo tienen posturas contrapuestas sino que ambos sueñan con la presidencia de Venezuela. El primero es ex sindicalista y representa el ala civil del chavismo, con fuertes lazos con Cuba. El segundo, en cambio, es ex miembro de Fuerzas Armadas, nacionalista y opuesto al modelo cubano implantado por los hermanos Castro. No obstante, este aspecto, sumado a los intereses económicos y políticos que están en juego, van a pesar a partir de mañana, fecha fijada para que Hugo Chávez asuma su nuevo periodo presidencial. Como esto no va a suceder, lo que vamos a tener en las próximas semanas será un ambiente de mucha tensión. Maduro presionará para seguir al mando de Venezuela, prolongando aún más la fecha de posesión de Chávez y Cabello tratará de buscar una salida para que, de acuerdo a la Constitución, sea él quien asuma la presidencia.
En tercer lugar, hay que tomar en cuenta que Hugo Chávez, con sus fallas y aciertos, ha cumplido un papel clave dentro y fuera de Venezuela. Su ausencia por muerte o enfermedad dará lugar a un reacomodo de fuerzas en lo interno y a escala internacional. Así como Brasil eventualmente podrá asumir el liderazgo es claro que EE.UU. recuperará terreno. En cambio, es muy probable que los grandes afectados sean Cuba, Nicaragua y algunos de los países de la Alba Veamos cómo se mueven las fichas en este complejo tablero de ajedrez sin la figura rutilante de Chávez.