Sin unidad no habrá futuro

Por todas las dudas e incertidumbres que ha dejado esta primera vuelta electoral, es hora de bajar las tensiones y dar paso a la búsqueda de la unidad nacional en medio de la pandemia y de la crisis. Es el momento de dejar los intereses personales y partidistas, más allá de las legítimas aspiraciones, y buscar la unidad en aras del bien superior del país. Otros son los enemigos: el covid, la pobreza, la situación económica y social y el fantasma del totalitarismo que le ha llevado al desastre a Venezuela.

Los sectores democráticos debieran aliarse alrededor de la defensa del Ecuador, de las instituciones democráticas, ante la amenaza de volver al pasado, que tanto criticaron los que hoy intentan de nuevo gobernar, con dos objetivos repetidos públicamente: tomarse ahorros de los ecuatorianos, depositados por el sistema financiero en el Banco Central, y revisar sentencias ejecutoriadas por corrupción.
El pueblo debiera recordar y ser coherente y responsable con sus pronunciamientos anteriores.

En la consulta popular de febrero del 2018 la mayoría expresó la condena a la corrupción. Más de 7 millones de votos, el 73 % de sufragios, aprobó la enmienda en la Constitución y la inclusión de disposiciones en la Ley Electoral, Ley de Servicio Público y Código Integral Penal para que se sancione a toda persona condenada por actos de corrupción con su inhabilitación definitiva para participar en la vida política y la pérdida de sus bienes.

Los sectores políticos de diversas tendencias democráticas debieran deponer actitudes, actuar con visión de futuro y dejar los intereses personales y partidistas para pensar en el país y en el fortalecimiento primero de la dolarización y de la institucionalidad. Enfrentar un proceso urgente y ordenado de la inmunización de la población con la vacunación contra el covid e impulsar la recuperación económica y social. Debieran entender que un acuerdo les abrirá el camino luego de cuatro años cuando se realicen las elecciones presidenciales y cumplir las legítimas aspiraciones que tienen. De no pensar así, de ser miopes hoy frente a las perspectivas, les va a resultar difícil abrigar esperanzas de llegar al poder.

Dirigentes y ex candidatos que participaron en las últimas elecciones, unos con éxito, no tendrán porvenir si no meditan y actúan esta vez con sensatez y responsabilidad, pensando en los hijos y nietos, en el mejoramiento económico, en el fortalecimiento de la dolarización que la mayoría de ecuatorianos defiende. No se puede hacer el juego al totalitarismo, más aún cuando muchos de ellos fueron perseguidos y golpeados. Eso ya se vivió durante una década y se refleja en la actual situación de miseria de Venezuela, que le ha llevado el socialismo del siglo 21 y la revolución bolivariana que admiran. Está en juego el futuro de la patria.

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