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Marta Teresa Smith de Vasconcellos no es un nombre muy conocido en Brasil, pero si lo acortamos simplemente a Marta Suplicy tiene un enorme significado y todos lo asocian con una expresentadora de televisión, psicóloga-sexóloga, exalcaldesa de una de las mayores ciudades del continente como es Sao Paulo y amiga y camarada de mucha confianza del expresidente Luiz Inacio Lula da Silva.
El apellido con el cual es conocida hasta ahora es el de su primer marido, el también político, empresario y aristócrata Eduardo Suplicy, con quien tuvo dos hijos. El más conocido es Supla, un cantante y guitarrista de rock pesado que marcó a una generación entera en un país que no solo adora la samba y la música triste de las zonas desérticas y pobres del nordeste.
Sao Paulo es también la región más industrializada del país, la que más exporta. Es el centro de la actividad política, sindical, universitaria. En los sindicatos metalúrgicos periféricos surgió el líder sindical Lula, protagonista de largas huelgas durante la dictadura militar (1964-1985), luchador incansable contra las injusticias sociales, candidato cuatro veces a la presidencia y electo presidente de la República en dos ocasiones consecutivas, 2002 y 2006.
A Lula nunca le faltó el apoyo de Marta Suplicy y de su exmarido. Pero a Marta tampoco le faltó el respaldo de Lula para escalar incluso a posiciones de ministra de Cultura y de senadora. El Partido de los Trabajadores (PT) siempre supo que con los votos de los estudiantes y de los obreros no le alcanzaría para ganar el poder, por eso necesitó del apoyo de empresarios y de políticos oligárquicos para alcanzar sus propósitos.
Durante el auge político del PT, Marta se separó de su marido senador y se unió a un dirigente político argentino, autodeclarado de orientación trotskista, a quien Lula confió toda la articulación internacional del PT con los movimientos de izquierda que, cada cierto tiempo, se reúnen en el ‘Foro de Sao Paulo’ para intercambiar ideas de cómo salvar al mundo.
Ahora que Dilma Rousseff, la presidenta que sucedió a Lula, también en dos mandatos consecutivos, pasa por su período más bajo en aceptación popular, Marta Suplicy toma la decisión de desafiliarse del PT y así rompe el cordón umbilical que la unió al político más influyente del actual siglo y parte del anterior.
Una de las razones que tuvo Marta para salirse del PT es que traicionó sus principios éticos. Un partido que siempre luchó y denunció la corrupción cayó en la tentación. El escándalo en torno al desvío de recursos de Petrobras no lo puede ocultar nadie. La política es una tentación, lo puede decir el PRI en México o Fujimori en Perú. Y como sentenció un político: El poder corrompe, pero el poder absoluto (el PT completará 16 años en Planalto) corrompe absolutamente.