El sentenciado no escapó, sino que salió libre, cual héroe, por la puerta principal a plena luz del día, con inusitada prontitud, confianza y sin necesidad de romper aldabas… y con aquello, el correísmo va tomando impulso.
Mientras que el Ejecutivo quedaría huérfano en las tinieblas de los acuerdos ocultos, de ser éstos ciertos, lo cual se esclarecerá en los próximos días, en función de los resultados de la apelación interpuesta, de los comportamientos políticos venideros y del seguimiento policial al liberado; huérfano en explicaciones vacías de credibilidad, ya que los hechos hablarían mas que las palabras; huérfano por el acercamiento a peligrosas líneas rojas; preguntándonos ¿el “gobierno del encuentro” sería con lo conveniente y no con lo correcto?
La justificación dada por el ejecutivo, es que por respeto a la justicia, se permitió la salida del sentenciado. Cuando justamente es lo contrario, por respeto a la justicia y al Estado de Derecho, no se debió permitir jamás aquella grave burla e injusticia; debiendo por lo menos exigirse la aclaratoria de la boleta, y la entrega de la sentencia como se solicita normalmente, ya que el Hábeas Corpus interpuesto, adolecería de serios cuestionamientos jurídicos de forma y fondo; con mayor motivo por tratarse del segundo o tercer intento del sentenciado; y, por ser un tema político relevante en un momento muy sensible, en el cual no cabe privilegio alguno, y si la meticulosidad y exigencia técnica jurídica documental, en vez del “inmediato cumplimiento”; hechos que sin duda pasarán factura al régimen.
De existir un acuerdo implícito o explícito con el correísmo, el ejecutivo tendría su alma en prenda; encarcelado por los liberados, ya que éstos le exigirán cada vez más, volviéndose huérfano y rehén… Ciega decisión inmediatista, de ser cierta, que potenciaría su debilitamiento y soledad política; y, el infortunado eventual retorno del socialismo del siglo XXI…