Javier Ortega, Paul Rivas y Efraín Segarra, los tres secuestrados del equipo periodístico de EL COMERCIO, cumplen hoy 15 días de cautiverio. Los tres hacen falta a esposas, hijos, padres, amigos y compañeros de trabajo. Los tres hacen falta al país.
El secuestro es uno de los crímenes más repudiables. Lesiona los bienes mayores inherentes a toda persona, la vida y la libertad, y genera inseguridad y terror en las sociedades. A los padecimientos de las víctimas, se añaden los de sus familiares. ¿Qué pesadilla puede ser más dolorosa que la de la vida de un ser querido librada a la instrumentalización y un incierto destino en manos criminales?
El secuestro de los periodistas no solo viola la libertad de las víctimas, sino el derecho de la sociedad a recibir información: los periodistas fueron hasta la frontera para darla; con el secuestro de ellos, se ponen cadenas a la libertad de expresión.
La solidaridad nacional e internacional se ha expresado en forma caudalosa. Se la debe resaltar porque, en la década pasada, arreciaron desde la cúpula del poder político los ataques a periodistas y medios de comunicación; y se intentó encadenar a la prensa, con la Ley Mordaza y la acción punitiva de la Superintendencia de Comunicación.
El coche bomba en San Lorenzo, los ataques a militares que han cobrado ya cuatro vidas, la explosión en Quinindé y el cautiverio de los periodistas son golpes criminales que obligan a que el país despierte del aletargamiento y descuido en la frontera norte.
La explosiva mezcla de narcoguerrilla, paramilitares y otros grupos delictivos no es un azote reciente. Los militares habían advertido del peligro en el Libro Blanco en 2006. El Gobierno anterior no les hizo caso. Por el contrario, debilitó la capacidad operativa de las FF.AA. sin atender sus requerimientos, y con la compra de helicópteros que se caían, radares que no funcionaban y aviones viejos, como lo ha señalado el presidente Moreno; y también la debilitó con el manejo político y no profesional de la institución militar – 8 ministros de Defensa en 10 años, 17 Generales dados de baja en menos de un año-, una Dirección de Inteligencia al servicio del Estado desmantelada y en reemplazo una Senain dedicada a espiar a opositores – recordó en este Diario el coronel Alberto Molina.
La lucha contra las bandas del narcotráfico que se disputan espacios en la frontera es una compleja tarea pendiente para la seguridad nacional. A los tres periodistas los queremos pronto de regreso. El gran Cervantes, que estuvo cautivo por cinco años en Argel, puso en boca de su Don Quijote estas emocionantes palabras: “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre: por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida…”