¡Eso es! Entre saltos y brincos son las cosas ahora último y todo con un fin, extraño, si se considera que la consecución de votos no es la búsqueda del bien de la mayoría, fin que debería perseguir todo Gobierno nacional o local. Producen leyes como cucarachas por alcantarilla. Amenazan con prisión para casi todo, desde si uno abre la boca, es decir, se expresa libremente, hasta si uno aprieta el acelerador más de lo debido. ¡Uy, qué miedo! El pico y placa ya no sirve para nada ni produce “cervecitas” para la Policía, porque está en manos del Municipio. Pero así, queja, tras queja, podemos seguir y no habrá página ni publicación que baste para descargar lo que sufrimos a diario, a excepción, claro, de la publicidad gubernamental y ahora municipal que llena las pantallas en todo momento y ocasión. ¿La solución? Concienciarnos, pasar la palabra, conversar, no dejarnos acallar y menos sentir miedo, aunque sí da.
La Policía gana poder, puede meter preso a casi todo infractor con o sin razón, se refuerza el control de velocidad, se pasan incontables propagandas, porque poco de publicidad tienen, que invitan a formar parte de una “vocación”, será la de cobranzas, sin la respectiva factura como lo obliga el SRI y en lugares estratégicos, poco vistos pero muy transitados, donde acosan hasta asustar con la posibilidad de prisión y, si no, la pregunta: ¿Cómo podrá ayudarme? Ante lo cual el desconcertado chofer saca lo que tiene a mano para no ir preso tres días. Se le da poder pero no educación, es pura corrupción, pero el pueblo está convencido, gracias a tanta TV, que son seres pulcros y correctos. Sin duda habrá excepciones. Pero ya se puede cargar 10 gramos de marihuana, así que volar capaz sale más barato que la multa y la prisión.
Aún no nos cae la sorpresa de que, finalmente y, tras tanto anuncio, el aeropuerto no abrirá sus puertas para la fecha prometida, porque esta barbaridad sin vías de acceso, afectaría la votación presidencial. Total, ¿qué importancia tendrían los planes e inversiones que hayan realizado los ciudadanos, si solo los votos cuentan?
A saltos y a brincos, entre órdenes y contraórdenes, se intentará, una vez más, limitar la expresión pero, a algunos no nos callarán. La solución es hablar, comunicarse, perder el miedo y seguir adelante, por que no podemos permitir que acaben con nuestras libertades. Los votantes no somos niños, sino, adultos conscientes que no necesitamos de un estado punitivo y populista que nos controle como si lo fuéramos. ¡Basta ya de permitir que nos castiguen con cárcel o con juicios, por casi todo lo que hacemos! El verdadero poder es creativo, servicial, dedicado a la mayoría y no a una acomodada y “revolucionaria” minoría; la que manda.