Esta vez no le salieron las cosas al Partido Social Cristiano (PSC). En ese ferviente afán de controlar el parlamento a como dé lugar, asumieron que el acuerdo firmado en agosto del 2020 con el movimiento CREO podría aguantar todo. Incluso un pacto con el diablo.
En un legislativo fragmentado y sin una bancada con mayoría absoluta, el PSC no tuvo mejor idea que, en lugar de seguir el camino del diálogo y el acuerdo, recurrir al apoyo de UNES para poner en marcha una siniestra maniobra que le permitiera controlar el parlamento y usar a su vez esa posición privilegiada para presionar y poner luego de rodillas a CREO.
Y es que hablar con Pachakutik y la Izquierda Democrática resultaba arduo para el PSC. Significaba renunciar a las aspiraciones que habían puesto en los futuros procesos de privatización de empresas públicas, a los negocios relacionados con el sector petrolero, la minería… Más fácil era hablar con el diablo. Total, lo único que les interesa a UNES es echar abajo todos los procesos judiciales que incomodan el ex presidente Correa y su cartel. Es decir, impunidad y control de la justicia. Para eso iba a servir la Comisión de la Verdad.
Gran plan. Dirían que esta alianza con el correísmo se cuajó con el objetivo de darle gobernabilidad al flamante gobierno, de sacar al país de la crisis, de avanzar en el proceso de vacunación, de generar empleo, etc. Y es que el PSC y sus élites nunca han estado relacionados con el negocio del petróleo, las obras de infraestructura, los negocios con el Estado…
Sin embargo, Guillermo Lasso se dio cuenta a tiempo y frenó la concreción de este “gran acuerdo”. El flamante presidente no puede olvidar que la votación que obtuvo en la segunda vuelta fue de un porcentaje importante de la población que no quería el regreso de Correa, que estaba agobiada de tanto autoritarismo, odio, división, corrupción, abuso, supresión de libertades. Fue una lid entre correísmo y anti correísmo.
El hecho de apoyar este acuerdo hubiese sido un mal precedente para Lasso. Un pésimo inicio de gobierno. Un suicidio inducido. Significaba dar la espalda a ese 52,36% que le dio su voto. Y, a la final, a todo el país.
Por ello, si la ruptura de CREO con el PSC se ha dado luego de analizar profundamente y poner como prioridad la generación de consensos a través del diálogo y concertación democrática, no debería importarle en lo más mínimo a Lasso este distanciamiento. Quien a la final ha perdido, por su actitud sectaria e inmadurez política, ha sido el PSC. Incluso esa va a ser la causa por la cual una parte de sus asambleístas, a quienes no se les toma de en cuenta, se acerquen a la flamante Bancada de Alianza Nacional (BAN).
Aquí no se ha dado una ruptura del “Pacto de la Moncloa”. A diferencia de este, en ese no participaron políticos condenados por actos de corrupción. Al contrario, los intereses y enormes ambiciones del PSC han quedado al descubierto. En consecuencia, no son ejemplo de patriotismo, compromiso y responsabilidad.