‘Ir’ es un sueño desde hace 15 años. Su socia fundadora y hoy directora general, visitó por primera vez el Centro de Rehabilitación Social Femenino de Quito en un programa de voluntariado: no era aún bachiller. Ocho años después, como asistente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, volvió para quedarse: compartió jornadas con mujeres privadas de libertad, escuchó sus historias, se empapó en su realidad; deseando conectar ese mundo con el exterior, hizo gran amistad con la presidenta del Comité de Internas.
La Fundación Iniciativas para la Reinserción, “Ir”, cristalizaba: en Barcelona -aún como candidata a máster en criminología y ejecución penal por la Universidad Pompeu Fabra- el estudio de la sociología del delito le mostró cómo gran parte de la población privada de libertad, despojada de derechos fundamentales para su supervivencia, al volver al mundo de lo público, en la mayoría de los casos, sólo puede volcarse a delinquir.
En 2016, en el transcurso de los procesos de reparación a víctimas documentadas por la Comisión de la Verdad, María Amelia Espinosa -entonces Directora de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia, DDHH y Cultos- conoció a Ximena Coello, Directora de Política Criminal en la institución, y al verla conmoverse ante la situación de una víctima, supo que caminarían juntas.
Ximena, especialista en derecho penal por la Universidad Andina Simón Bolívar, hoy candidata a máster en justicia criminal por la Universidad Carlos III de Madrid, coincidió con María Amelia en la urgente necesidad de nutrir con verdaderas políticas públicas la Constitución de la República, que señala, sobre el sistema de rehabilitación social, su designio de rehabilitar íntegramente a personas penalmente sentenciadas; proteger y garantizar sus derechos, dar prioridad al desarrollo de sus capacidades para que cumplan responsabilidades dignas, al recuperar su libertad, pero…
El sueño nace formalmente en enero 2018: el Acuerdo Ministerial expedido por dicho Ministerio otorga personería jurídica a la Fundación ‘Ir’, para fortalecer los procesos de inserción iniciados al interior de los centros, y promover, al exterior, la contratación para trabajos dignos, de personas previamente privadas de libertad. Buscan ‘Ir’: romper paradigmas, generar oportunidades, crear vínculos. ‘Ir’: reconstruir vidas.
Para los jóvenes, la ley y el ‘orden’ transmiten películas de horror: las conductas delictivas se originan, desarrollan y perpetúan en los sectores más vulnerables. El Estado, saben, dota a la cárcel de un papel protagónico como única arma de protección contra los desórdenes que amenazan las bases del contrato social; nutre al electorado y reafirma su ‘autoridad’. No implementa políticas orientadas a cubrir necesidades sociales, prioriza el engrosamiento del aparato punitivo y opta por subordinar a las personas, categorías y territorios más desfavorecidos.
‘Ir’ aspira a romper tanta desgracia. Un sueño joven cuaja; que se cumpla, por nuestro bien.
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