Marcos J. Gándara Espinosa
Próximos a contar un aniversario más del 15 de noviembre de 1922, con los cruentos, lamentables y dolorosos sucesos de violencia que Guayaquil y nuestro Ecuador vivieron en octubre y noviembre de 1922, se oyen con frecuencia referencias al relato de Joaquín Gallegos Lara en la novela ‘Las cruces sobre el agua’. Cabe reflexionar si lo ahí relatado es una mayor o menor aproximación a la verdad de los graves hechos. La novela, por definición, puede tener una mayor o menor base histórica. Pero la novela ha sido elevada por connotados historiadores como verdad casi absoluta de lo ocurrido. Incluso con truculentos detalles, que al parecer no ocurrieron.
Con el libro ‘La semana trágica de Guayaquil’, Marcos Gándara Enríquez hizo un esfuerzo de investigación histórica a poner la realidad en su justa e importante medida, resaltando el autor esta intención con el subtítulo: Una aproximación a la verdad. Con ello acepta, que aún con la meticulosa recopilación de fuentes históricas de información que publica, pueden existir todavía aspectos no plasmados en la obra, que coadyuven a acercarse aún más a la verdad.
Bien harían nuestro Presidente –que ya se refirió con veneración a la novela, en su última rendición de cuentas al país-, y tantos otros personajes de la actualidad, tomar en cuenta que ella abona en resaltar los movimientos obreros reivindicatorios en Ecuador, no cumple –hasta por su naturaleza novelesca-, con los rigores de una investigación histórica seria y consecuentemente como fuente incontrastable dentro del movimiento de revisión de nuestra de historia nacional.
Luego de la cercana fecha, el efecto de mis palabras sería como lamentos sobre leche derramada.